Yo insisto: después de un muy buen debut (como es el caso del homónimo de Anna Calvi en 2011), regresar para publicar el disco sucesor es uno de los momentos más difíciles y definitorios en la carrera de un artista relativamente nuevo. Es como si el peor enemigo del músico es él mismo, con su obra antecesora, pues las exigencias con su siguiente trabajo son altas; debe igualarla, si no es que superarla. Entonces llega el momento de demostrar que se está a la altura y el camino sigue en ascenso, o de generar la decepción ante las expectativas.
En esa compleja situación acaba de ver la luz One Breath, la esperada segunda producción de la compositora británica con aras de confirmarse como una de las nuevas y privilegiadas voces a sobresalir dentro de la escena pop.
Sus previos avances de promoción como lo fueron los sencillos «Eliza», «Suddenly» y «Sing To Me» sugerían una mayor variedad de ritmos e instrumentos, sobre todo en el primero, uno de las temas más optimistas y cálidos que he escuchado en este año y que me tomó por sorpresa al venir de Calvi, a quien tempranamente me acostumbré a ubicarla en ambientes, si no oscuros, sí un poco más calmados y fríos. Pero es en los dos últimos en donde el sonido vuelve a ser familiar, aunque para esta ocasión las influencias del flamenco-gótico (¿existirá ese subgénero?) de aquél primer disco han dejado de ser importantes.
Lo que sí abunda en este nuevo material son los deseos de crear un álbum muy dinámico, de esos que reparan en sus transiciones de track a track, que te sorprenden y te sacuden pues cada pieza es diferente a la otra, así que es necesario dejar atrás esa melodía que rápidamente te había atrapado para comenzar a enamorarte de una nueva; ejemplo de ello las conexiones que existen entre una electrónica y sensual «Piece by Piece» con una explosivamente controlada «Cry», así como de la metálica y agresiva «Love of My Life» con la orquestal y experimental «Carry Me Over». Afortunadamente Anna busca un equilibrio de emociones que se lo dan las baladas más atmosféricas, como la que le da título a la producción, «Bleed It To Me» y «The Bridge», tres piezas llenas de drama y delicadeza.
Su contenido lírico para las 11 canciones, a pesar de no sorprender, cuenta con pasajes tan sutiles como hostiles y es digerible a partir de extractos románticos, de auto afección y auto liberación. El clima reflexivo que emana de las texturas sonoras abrazan cada frase para darles más fuerza, ya que por sí solas parecieran no ser tan poderosas. Y al final, en un ejercicio prudente para percibir el álbum en términos generales, es indiscutible que el nivel de auto exigencia de Calvi se refleja en matices más prominentes, lo que sin duda ha acelerado su proceso de maduración.
One Breath muestra a una Anna Calvi más audaz y mucho más apasionada, con claras intenciones de que su música trascienda en obras cinemáticas. Su hermosa voz y su complaciente ejecución en la guitarra son el punto de partida para la vinculación de diversos instrumentos electrónicos en agradables melodías, esas que al final, para bien o para mal, dejan la sensación de que se puede ir mucho más lejos en sus repuntes, lo que significa un buen augurio para el futuro próximo de esta artista, ese en el que seguramente estará creando verdaderas obras maestras. Nosotros debemos mantenernos cerca de ella, no perderle pista alguna para estar ahí presentes, contemplando cuando ese momento llegue, ya que no está muy lejos.
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Tracklist:
- Suddenly
- Eliza
- Piece by Piece
- Cry
- Sing to Me
- Tristan
- One Breath
- Love of My Life
- Carry Me Over
- Bleed Into Me
- The Bridge
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Me suena a: PJ Harvey, Chelsea Wolfe, Florence and the Machine
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