Isolated Youth nos entrega un disco bizarro y cautivador, que muerde con los dientes de la distorsión y el ruido, pero también acaricia con melodías que parecen bramidos suspendidos.
El LP debut de Isolated Youth pintaba para salir el año pasado, pero nuestras ansias tuvieron que calmarse un poco en espera del pulido de detalles que, hoy confirmamos, ha valido la pena. Entonces en este 2025 salió Miserere Mei y su oleaje de sombras eléctricas han rugido con furia y crudeza para alborotarnos no solo el corazón, sino también las mismísimas entrañas.
La banda danesa ha logrado una poderosísima y muy consistente producción en estos 11 tracks. Es un abrazo áspero de post-punk, a veces más rocker, otras veces más gótico, siempre con guitarras corrosivas y luces tenues que se reflejan en las siluetas afiladas de sus instrumentos. También son perceptibles las pequeñas -pero finas- referencias a la psicodelia, el blues y la música industrial (qué locura de mezcla, ¿no?), tal vez proyectando la diversidad de influencias en las que, durante el encierro por la pandemia, este grupo estuvo indagando, transmitiendo por igual la sensación de diversidad, aislamiento y disidencia.
Todo comienza con "A New Day" y los sonidos metálicos parecen evocar un ritual dentro de una fábrica abandonada, cuyas máquinas oxidadas guardarn ecos de lamentos olvidados. Luego llega "Love Locked in a Dark Room" con un intro más punky y pedregoso en sus guitarras, acercándonos a una senda más orgánica y melódica pero igualmente salvaje y peligrosa al andar. Casi lo mismo ocurre con "Ghost Town", single que la banda dio a conocer el año pasado y nos puso alerta con su verdadero potencial: dinámicas y cambiantes percusiones, sintetizadores poco convencionales y una línea de bajo intimidante, abriendo paso al timbre semi borracho del vocalista Alex Mardberg que parece coleccionar los discos de todos los proyectos de su compatriota Elias Bender-Rønnenfelt.
Por otro lado, "Underlandet" surge como una mezcla sonora de las tres rolas anteriores, equilibrada en una base discretamente sintética y la energía galvánica de sus cuerdas abrasivas. "Oath" propone más o menos la misma danza de cuchillas y terciopelo, con riffs más mesurados, como si fueran gritos contenidos, y un latido oscuro de beat que galopa hacia un lugar sin destino. Ambos temas suenan sobrios, embriagados en distorsiones calculadas entre la penumbra y la pulsión.
Lo que viene luego con el track que da nombre al disco es una cabalgata en las ruinas. Considerando que este disco fue grabado en un estudio ubicado dentro de un cementerio, aquí se evocan imágenes inquietantes en movimiento, como si fueran seres de otro plano existencial explorando los alrededores de este lugar que atrae fuerzas oscuras mientras ocurre una fiesta bajo la luz de la luna. Tal vez por eso inmediatamente después se escucha "En ny dag", para cubrirnos en un manto más melancólico que facilite la introspección en uno de los dos momentos de calma en el disco. Es decir, después de que los demonios asechan y el ambiente se torna perturbador, debe alcanzarse la serenidad para bajar revoluciones y despedir las energías malignas que solo querían divertirse.
"Psykosoma" es otro de los sencillos promocionales del elepé y abre la recta final: su atmósfera también es sobrenatural y cada una de sus notas suena como un puñal que acaricia la espalda. Sin embargo, las dagas más cortantes son presentadas en las guitarras de "I Have my Faith", un himno nocturno que conmociona, tanto por su ambiente tenebroso como por su armonía hipnotizante. Y entonces llega el segundo interludio de descanso, "…but lose my way", con piano y voz cansados y abrigados en la desolación.
Todo queda listo para el cierre, con "Where Have You Been". Desde el comienzo se sabe que algo más melodramático va a ocurrir; sus percusiones electrónicas se muestran juguetonas y las voces se desgarran en decibeles más bajos, mientras un piano distante le da una buena dosis de resplandor a su resonancia. Tiene una cadencia que esconde una belleza que se arrastra bajo la piel. Es una de las canciones más sentimentales de la obra porque tiene un eco que abruma, que abraza y deja cicatrices.
Entonces, Isolated Youth nos entrega un disco bizarro y cautivador. Miserere Mei muerde con los dientes de la distorsión y el ruido, pero también acaricia con melodías que parecen bramidos suspendidos. Los hermanos Axel y William Mardberg, el baterista Andreas Geidemark y el bajista Elmer Hallsby contaron con mucha fortuna en las contribuciones de los coproductores Faris Badwan (The Horrors) y Max Heyes, pues los dos le han dado ese toque helado final a los acentos industriales y metálicos sobre los cuales la banda expone sus pequeños pero contundentes himnos post-punk al más puro estilo danés: brutal, descarado, eufónico y rebelde.
TRACKLIST:
A New Day
Love Locked in a Dark Room
Ghost Town
Underlandet
Oath
En ny dag
Psykosama
I Have my Faith
… but lose my way
Where Have You Been