¿Se imaginan ese momento tan dulce, romántico y hasta cinematográfico? Sin duda debió ser fácil para ella ponerse la capa de poetisa y sacar lo que su memoria y el corazón se habían guardado para, coordinados, externarlo. Y quedó registrado para la posteridad en esta bella grabación.
Los más afortunados somos nosotros, tantos escuchas en el globo que hemos podido dar play a la pista y consentir el espíritu con estas emociones tan fuertes enmarañadas con ese luminoso piano.
Aun después de que el fuego del amor y la pasión repentina se apagó entre Joni y Leonard, la fraternidad duró para siempre. Fueron muy buenos amigos, muy entrañables, seguían frecuentándose y contribuyendo en muchas de sus ideas creativas, respectivamente, hasta llegar a firmar memorables colaboraciones.
Después de todo, la conexión personal y artística entre estos dos es incuestionable, sus influencias son mutuas. Son dos leyendas cuyas almas encontraron afinidad en la música y la poesía para transformar emociones complejas en obras eternas, explorando como pocos la belleza, el dolor y el amor.
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