¿Quién dice que no hay diversión en la oscuridad? De instrumentación alegórica, psicodéica y rockera se desatan las emociones de una noche que parece no tendrá fin, al menos no de la mano de Zach Billy que con su nuevo disco de estudio, A Momentary Bliss nos llevarán al abismo de la inconformidad, a través de una lírica y un estado de ánimo que busca romper lo homogéneo.

Lo disonante de sus guitarras, esa voz ronca que parece raspar algo más cercano a las vísceras y el torbellino eléctrico de su atmósfera nos mantiene atados a este parque de diversiones fantasmal. Todo parece ser tan remoto y siniestro que es mejor no moverse, solo contemplar las ondas sonoras tomando forma frente a nosotros.

Esta banda alemana es cosa seria y rara (rara de lo bueno, obviamente):


HISTORIAS DE CULTO