Bienvenidos a este nuevo rincón lúgubre y semi húmedo de la música, un spot en el que redescubriremos lo que más nos atrae de la oscuridad: la propia búsqueda de una luz eterna que nos guíe más allá de la melancolía detrás de la brisa, y de la nostalgia que embarga las almas. Nuestro anfitrión es Grieving Sea, un grupo proveniente de Genoa, Italia cuyo sonido prominente nos abrazará para descifrar algunos acertijos arcanos en su primer disco de larga duración, el mismo que editaron con el sello Brucia Records.
Su título es Donewiz, que es como solían antes llamar a Dunwich, un antiguo pueblo fantasma con un puerto que ha quedado bajo mar desde el año 1286 debido a la erosión de la costa, los ciclones y las tormentas a lo largo de la historia. De aquí retoman el concepto de la degradación de las civilizaciones a causa de la propia naturaleza que castiga cobrando facturas a la humanidad. Luego, habremos de buscar nuevos mundos, horizontes que nos alberguen con todo y las penas que cargamos, para reiniciar con el propósito de curar las heridas del ayer. Por eso canciones como «Death In, Death Out» y «So Pure» (con una hermosa y quebradiza voz femenina) transmiten cierto dolor que representa esa esencia tan humana de la bella imperfección de nuestra especie, con sonidos de bases atmosféricas en las que impera el drama que además genera expectativas siniestras.
Pero habrá otros episodios mucho más entusiastas, corrosivos y melódicos por igual, tales como «Fall, Fall Again» o «A Vacuum», que cuentan con construcciones sólidas y líneas de bajo llenas de energía que resuenan en cada nota galopante. Y «And In The End» tiene la misma suerte esencial solo que carece de percusiones, por lo que la guitarra y los violines ríspidos detrás toman más protagonismo, para llevarnos a un lugar más profundo y melodramático, cerca de la introspección.
«The Sea Devours» es un tema espectacular; tan crudo como vigoroso, igual de electrizante como melódico: estos cuates (que funcionan como dúo) presumen neuronas en sus secuencias solemnes, en las que el ruido psicodélico, la cadencia inteligente y el frío de las tinieblas se funden en un solo sentimiento. Y por eso creo que es el mejor track del álbum (no por mucho). Al final, «My Doul in Dunwich» cuenta la historia de esa ciudad tragada por el agua y la sal, y cuya superficie muestra por momentos los ecos del dolor, la penumbra del desconsuelo y el andar de almas atormentadas que surfean las olas del anochecer.
Este LP debut es una firma importante para seguir apostando por la independencia y la libertad de la música Goth en nuestros días. Grieving Sea ha logrado un registro sonoro turgente sin perder el equilibrio emocional que permite que nos sea posible, a quienes escuchamos, rechazar la renuncia al inicio de esta travesía por las sombras. Crearon un disco capaz de mostrarnos la belleza detrás de la oscuridad para seguir avanzando a través de ella; para recorrer la intimidad del tiempo y ser parte de ese horizonte que se vislumbra lejano pero cuya senda nos resulta tan llamativa, hasta cierto punto portadora de un hechizo que nos atrapa y seduce hacia el misterio de sus historias.
TRACKLIST:
Death In, Death Out
Fall, Fall Again
A Vacuum
So Pure
And In The End
The Sea Devours
My Soul in Dunwich
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