Scott Krasman es un músico cuyo objetivo es generar paradojas reconfortantes con sus frecuencias sónicas. En el primer álbum de su proyecto electrónico-ambiental, Kannatama quiere que el oyente se sienta inquieto pero al mismo tiempo cómodo con esa sensación. O bien, que la quietud provoque cierto temor. ¿Lo ven?

Y es que observando la caratula de Hell Debris podemos explicar un poco de las emociones que disparan estos siete tracks: en efecto, hay incertidumbre y oscuridad perturbadora en el aire pero al mismo tiempo alienta. Es un trance dual en el que sobrevuelas los vestigios de un caos pasado y que ha dejado solo cenizas movedizas de un fuego que ya no arde más.

 

Repasando «Timewave Zero», el nuevo, imprevisto y astral álbum de Blood Incantation