Victoria Legrand (nacida en París y criada en Filadelfia) es sin duda una de las voces femeninas más prodigiosas de su generación. Con Beach House y de la mano de su eterno cómplice en las etéreas cuerdas eléctricas, Alex Scally, ha registrado momentos realmente memorables tanto en sus grabaciones de estudio como en sus interpretaciones en vivo. Hay una especie de aureola mística y angelical (de tintes medio andróginos a veces) que siempre acompaña su timbre, un aura nostálgica y romántica que seduce al oído.
Como pasa con todo músico una o varias veces conforme se prolonga su trayectoria, en retrospectiva se pueden detectar los picos en su desenvolvimiento artístico, el llamado prime time en inglés, su «cumbre» en español… su mejor momento, vaya. Y no queremos ser ave de mal agüero con esta afirmación, porque creemos que a Victoria y Alex les queda aún mucho camino por recorrer y más magia que ofrecernos, pero también existe la convicción de que durante la década pasada (sobre todo en su primera mitad) los de Baltimore tuvieron un ascenso creativo y de facultades que probablemente marcó, en unos u otros términos, uno de los picos más altos de sus carreras. Y eso quedó de manifiesto en el Pitchfork Festival, en un 15 de julio del 2016.
Para ese entonces la banda venía de lanzar dos discos un año antes, Depression Cherry y Thank You Lucky Stars, mientras que Bloom (2012) y el más lejano Teen Dream (2010) se consolidaban como sus máximas referencias; en particular este último, que además tiene su importante dosis sentimentalista encima por tratarse del título que les dio ese merecido reconocimiento que venían buscando desde años atrás. Por eso en el set de 15 rolas de aquella velada en directo no podía faltar una de las más especiales y queridas en el tracklist de aquél sueño adolescente: «Silver Soul».
Esta exquisita balada de dreampop con alcances oníricos cuenta con canales de transmisión de sentimientos muy especiales no solo en su atmósfera, sino también en su lírica. Alguna vez Victoria declaró para Impose en una entrevista que es un tema de fuerzas oscuras y patrones habituales, y en ese sentido toca los límites de lo sexual, lo cual llega a ser inquietante. Y aunque hay otras interpretaciones que relacionan su letra más bien con los trastornos de bipolaridad en las personas, no cabe duda que el éter creado por esas resbaladizas y gélidas cuerdas de espirales melancólicas por parte de Alex Scally, y la energía olímpica de Legrand en su garganta hacen de este capítulo uno de los más melodramáticos y bellos en la época moderna del pop. Y eso, precisamente, terminó de confirmarse aquella noche sobre aquél escenario…
¿Será este el mejor registro vocal en un show para nuestra diva parisina del indie? O al menos ¿será esta la mejor interpretación en vivo de Silver Soul? Con el cambio en su estilo para cantar frente al público en los años recientes (con un matiz más «infantil»), es probable que no vuelva a alcanzar estos tonos otra vez (ojalá nos equivoquemos). Lo que ocurre en el minuto 03:17, por ejemplo, es para morirse: quizá no haya muchas cosas que los conmuevan hasta las tripas, pero ese grito celestial pueda ser una de ellas…
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