Curiosidades

Aunque a veces se les caricaturiza como gente sombría, teatral o "demasiado triste", los fans de la música gótica suelen ser personas complejas y muy apasionadas. Detrás del maquillaje oscuro, el terciopelo o su vestimenta negra, hay una conexión emocional y estética muy profunda con el arte. Son de los melómanos más clavados y sentimentales que hay, particularmente allegados a los géneros Goth & Darkwave (y todos sus derivados).

En general, estos fans son más intensos por su fuerte conexión emocional con todos los sonidos que los atraen, ya que realizan una valoración más profunda que contempla la introspección, la creatividad y un alto sentido crítico basado en la autenticidad.

Sobre estas características ha habido muchísimos estudios en la época moderna, algunos más enfocados en la música, otros abarcando ramas del arte diversas u otro tipo de gustos muy específicos. Una de estas invesitgaciones, por ejemplo, es Goth: Identity, Style and Subculture del sociólogo británico Paul Hodkinson, publicada en 2002. Él se concentró en la subcultura gótica del Reino Unido y analizó la manera en que sus seguidores construyen toda una identidad y un sentido comunitario, y cómo precisamente la música con sus rituales (conciertos o reuniones en clubes) es lo que más fortalece este vínculo y su sentido de pertenencia.

Este estudio de Hodkinson, uno de los más famosos al respecto, concluye además que los góticos tienden a tener un compromiso duradero con la escena, y este se refuerza cada vez más al envejecer, lo cual descarta contundentemente de que se trate de una moda o de una fase en sus vidas.

Unos años antes, en 1999 Gavin Baddeley publicó su libro The Psychology of Goth, que mezcla historia, análisis psicológico y la cultura pop para abordar las razones existenciales por las que ciertas personas se sienten atraídas por la estética ojival, concluyendo que se debe a sus personalidades más introspectivas y melancólicas, y que son también extremadamente sensibles a temas como la muerte, el amor trágico y todo lo oculto.

Otros estudios de personalidad realizados en revistas académicas también cobran sentido, como el de Personality and Individual Differences, que confirma más rasgos recurrentes en los admiradores del arte gótico, como, por ejemplo, los altos niveles de apertura a las experiencias y lo inusual, así como afinidad a lo altamente creativo. También reflejan alta propensión a la emocionalidad profunda, lo que se traduce, a veces, en mayores tasas de depresión, aunque esta última afirmación suele generar controversia o puede ser malinterpretada, ya que no se trata precisamente de una relación causal, sino más bien de una afinidad temática con lo existencial y lo oscuro.

Por otro lado, y tal vez como un buen complemento a todos los anteriores, el estudio Gothic Dark Tourism and the Spectracl City de Emma McEvoy en 2015 arroja que, aunado a la música y el arte contemplativo y existencial, hay otras manifestaciones que el fan gótico persigue de manera especial, como la arquitectura y el llamado "turismo oscuro", expresado en las visitas a cementerios, castillos antiguos, lugares con energía o manifestaciones paranormales.

De esta manera, enmarcando a la subcultura gótica y sus vínculos con el arte en los debates de la identidad y la postmodernidad, se exhiben varias afirmacones que nos aseguran que estas personalidades suelen apostar por la apertura, la sensibilidad artística y la introspección. Se trata de oscuridad con sentido, vaya. Muchas veces, los amantes del arte gótico tienden a cuestionar el mundo moderno desde una perspectiva súper estética.

Lo anterior no significa que todos se comporten igual ni que viven de la misma manera: muchos seguidores de la subcultura gótica han encontrado belleza y felicidad en manifestaciones que muchas otras personas podrían considerar abstractas o incomprendidas.

Y es que lo gótico no se limita a una sola perspectiva melancólica o una mirada nostálgica del mundo. Desde los clubes nocturnos hasta los cementerios victorianos, su poesía desgarradora y los músicos que generan sus himnos de pertenencia, lo gótico se expande más allá del arte, el cine, la literatura, los simbolismos y hasta la espiritualidad alternativa.

En ese sentido, podemos decir que el Goth es mucho más que solo un género musical, es un universo que trasciende lo sonoro y se manifiesta en experiencias, espacios y ritos colectivos. La melomanía construye comunidades para siempre, y en ellas se expresan emociones profundas y se ofrecen refugios para alejarse de la decadencia social. No todos traen puesto su corset o usan peinados batcave, algunos incluso visten de manera más convencional, pero todos comparten una sensbilidad que brilla en lo oscuro y vibra en lo melancólicamente bello.

 

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