El día de la despedida definitiva llegó. Black Sabbath ofreció su último show en su ciudad natal, Birmingham, para cerrar su historia como agrupación y también la grandiosa carrera solista del señor Ozzy Osbourne.
Este event fue algo más que una adiós, pues también representó el regreso de la banda a sus raíces heavy metaleras y el mayor repaso a su trayectoria musical en una noche que nadie en el público olvidará. Muchos de los artistas presentes en esta fiesta (Billy Corgan, Fred Durst, David Ellefson, Gojira, Slayer, Metallica, Mastodon, Lamb of God, Tom Morello, etc.) rindieron culto a estas leyendas vivientes, que muchos aseguran, son los creadores del verdadero metal, por lo que debe entenderse la magnitud y trascendencia del legado de los BS a estas alturas.
Con avances claros de la enfermedad de Parkinson, Osbourne se adueñó del escenario sentado en un imponente trono gótico (con forma de murciélago) que lo abrazó para ejecutar por última vez sus conmovedores cantos desde la oscuridad. Quedó demostrado que el Príncipe de las Tinieblas sigue siendo, hasta sus últimos días en el arte sonoro, todo un emblema; y acá lo vamos a constatar en montón de videos aficionados que, como bien suponen, ya circulan por la red: