Dead Meadow, una de las bandas pioneras de la nueva ola de stoner psicodélico, está promoviendo su más reciente placa discográfica de larga duración: Voyager to Voyager. Y sí, es otra obra expansiva y emotiva para el portafolio del grupo estadounidnse, como siempre.

Con casi 30 años de trayectoria, estos señores se han respuesto de uno de los golpes más duros que les dio la vida, que fue la pérdida de su bajista Steve Kille por cáncer, por lo que la muerte y el dolor fueron elementos que fungieron como manatiales de motivación en la creación de estos ocho tracks. Tal vez por eso suenan un poco (solo un poco) más calmados, más mesurados en sus torrentes eléctricos, menos despegados del suelo tambén, cuando deciden flotar entre la bruma del caos.

De esta manera, con alusiones al tiempo y el espacio, el aisamiento, la añoranza y la reconexión humana, Dead Meadow firma uno de sus discos más maduros y melódicos, aunque no igual de alucinante que otras entregas previas. Lo que se disfruta mucho acá es que se siente que todo fue resultado de sesiones espontáneas, lo cual le da un efecto de inmediatez pero también de honestidad brutal a su arte sonoro.

¿Qué dicen, le damos una oportunidad por acá?