‘Constellations for the Lonely’ es un poco mejor que su antecesor, es más complejo y tiene mayor potencial para consolidarse conforme pase el tiempo. Es de esos discos que pinta para envejecer bien , lo que quiere decir que su apreciación real podría llegar dentro de mucho tiempo.
Después de Lost Souls (2000) y The Last Broadcast (2002), cada nuevo álbum de Doves ha sido un desafío, unos superados y otros no. No es fácil ni para los propios Jez, Andy Williams y Jimi Goodwing volver a sostenerse en esa cumbre creativa y emocional que los catapultó a la cima -a oscuras- del nuevo britpop de un siglo que iniciaba y gritaba por refuerzos y evolución. Tal vez eso los ha llevado a extender tanto los periodos de espera de un lanzamiento a otro últimamente; con The Universal Want fueron 11 años y con el que acaban de lanzar ahora, Constellations for the Lonely, fueron cinco.
Por otro lado, no debemos escatimar su perseverancia. Después de 25 años estos señores lo siguen intentanto y, aunque se reinventan sin miedo, de alguna manera se mantienen fieles a un estilo que han ido puliendo con el tiempo. Su espíritu se conserva y estos 10 tracks son muestra de ello. El sello Doves está ahí, por más que los ritmos y las dinámicas cambien un poco, sobre todo en la cada vez más regular participación de Jez Williams frente al micrófono.
En temas como «Strange Weather» y «A Drop In The Ocean» el grupo se siente hasta rejuvenecido, además de expansivo y más soñador. Tal vez son episodios más impactantes de la producción, por su complejidad instrumental y lírica, además de aventurarse con coros femeninos y ambientes que no a menudo escuchamos en sus trabajos últimamente.
«Last Year’s Man» por su parte es otro ameno momento de riffs eléctricos sutiles en sus guitarras arpegiadas y un sentitzador que eleva la esperanza hasta el firmamento. Es Jez quien se para al frente en la interpretación vocal, dándole más color y fragilidad a una melodía conmovedora. Por cierto, la armónica suena genial. Algo similar ocurre con «Stupid Schemes», con Jimi de frontman, y cierto aspecto lumínico en su construcción sonora y unas guitarras psicodélicas que parecen cantar en efecto wah-wah sin complejos.
En lo que respecta a los tracks más directos y sólidos (sobre todo en sus directas baterías) tenemos a «Renegade», «In The Butterfly House» y «Southern Bell» como composiciones que cumplen pero no van más allá. Tal vez la última de estas tres (que es también la última del álbum) es más atrevida y rica, con una gama instrumental redonda y coros femeninos iluminando su paleta de colores.
Aun así, ninguna de estas canciones mencionadas (mucho menos las no mencionadas) logra esa conexión con el corazón y el alma de quien les sigue escuchando después de tantos años, al menos no de la misma manera que lo hicieron sus clásicos del primer tramo de su carrera. Sabemos que Goodwin tuvo problemas de salud serios (lo que explica por qué Jez participa más en el canto) y que en general la gestación de esta obra fue complicada por lo mismo (muchas sesiones sin su presencia), pero en The Universal Want no estaban estos problemas y la sensación fue la misma.
Sí, Constellations for the Lonely es un poco mejor que su antecesor, es más complejo y tiene mayor potencial para consolidarse conforme pase el tiempo. Es de esos discos que pinta para envejecer bien, lo que quiere decir que su apreciación real podría llegar dentro de mucho tiempo; entonces no es un disco que impacte a primeras escuchas, cierto, pero hay que reconocer que Doves sigue resistiendo a los embates de las nuevas tendencias musicales y salen avantes como supervivientes de una firma sonora que no está ni siquiera cerca de borrarse. De hecho, tenemos que reconocer que acá se han rejuvenecido un poco, refrescaron su sonido y evocaron atmósferas de otros sitios que habitan en su mente.
TRACKLIST:
Renegade
Cold Dreaming
In The Butterfly House
Strange Weather
A Drop In The Ocean
Last Year’s Man
Stupid Schemes
Saint Teresa
Orlando
Southern Bell
Me suena a: