Nos gusta describir a Heartworms como uno de los nuevos talentos londinenses de la música pop e indie de estelas góticas, un estilo poco convencional que se entiende mejor en un mundo de tonos blancos y negros, bailando hasta encontrar el crepúsculo de un nuevo día. Su identidad es poderosa, su carisma aplastante sonoramente hablando. Ahora, con su primer disco de estudio, confirma que hay artistas que desde sus arranques en la escena tienen muy claro quiénes son, de dónde vienen y hacia dónde nos van a llevar con ellos.
Entonces Glutton for Punishment suena incesantemente en nuestro reproductor desde que ha visto la luz. Tiene nueve tracks que irradian determiniación en la oscuridad, mucha ambición en la desolación y la búsqueda de crecimiento y perfeccionamiento de un sonido. Sí, hay influencias ochenteras, sobre todo en lo referente al estilo retro de un post-punk que sugiere danzas nocturnas, pero en general las ideas de esta chica rebasan convencionalismos y propone una nueva y exclusiva versión del pop más dominante.
En un disco tan bueno y con tanta cohesión de principio a fin es difícil destacar un track sobre otro, pero trataremos de hacerlo aquí como si se fueran referentes o anzuelos para engancharse en una escucha no total de la obra. En ese sentido, rolas como «Just To Ask A Dance», «Jcked», «Extraordinary Wings» o «Warplane» son cosa seria. Sobre todo la última, pareciera como un encuentro entre Nine Inch Nails y Florence and the Machine con PJ Harvey haciendo unos coros.
La innovación y originalidad son premisas fundamentales en la cosmovisión artística de Heartworms. Este es un trabajo desafiante que combina influencias de manera única y crea una experiencia sonora difícil de emular. Si quieren canciones pegajosas las encontrarán, si quieren bailar lo podrán hacer, si quieren excitación total la van a sentir.
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