Mezclando la música industrial, el new wave, post-punk y algo de dreampop sobre una sutil base electrónica, Capitol ha regresado con un extraordinario álbum llamado Sounds Like A Place, compuesto de 11 canciones de resonancia cristalina que te atan a un tiempo indeterminado y a recuerdos confusos, impulsadas por un viento que sopla a su favor.
Estos chicos de Ontario, Canadá son algo especial, suenan a un montón de artistas de culto de otras décadas pero al mismo tiempo no podemos definir a ni uno en particular. Su eco es único, amalgama diversas influencias indefinidas y anhelos inconclusos en una línea del tiempo que se expande hasta perderse. Piensen en cada género o estilo que mencionamos antes y tengan por seguro que ellos lo están renovando con ritmos misteriosos y texturas delicadas que reconfortan, evocando una nostalgia moderna, como si despertaran en el escucha la euforia melancólica del instante.
La banda declara que tenían como objetivo registrar altibajos cálidos y tristes en su música, tanto lírica como instrumentalmente hablando, y a partir de esos contrastes intentaron desafiarse a ellos mismos con las estructuras de sus composiciones, reorganizando veross y estribillos de manera atípica. Y el resultado fue algo simplemente genial: estribillos de manera atípica