Grabado en un proceso que duró poco más de dos meses y bajo la producción de Charlie Andrew, Luck and Strange, el nuevo disco en solitario de David Gilmour ha visto la luz en este mes de septiembre, con un par de contribuciones de su hija, Romany Gilmour.

Un disco que suena contemporáneo, con los pies puestos en el presente y alguno que otro guiño al mañana por parte de David. Es decir, los fans podrán encontrar algo fresco y auténtico, lejos de esperar un aprovechamiento del nombre de Pink Floyd para presentar un refrito acá. Muchos de estos tracks son realmente audaces, mostrando que a estas alturas de su carrera el músico británico aún se siente cómodo tomando uno que otro riesgo.

Emocionalmente es un set que encuentra ternura y sentimentalismo en algunos capítulos, mientras que en otros el rock progresivo nos lleva a climas de tempestades más ardientes. Y acá lo podremos escuchar en su totalidad:

 


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