Tom Alan Waits, mejor conocido como Tom Waits, es un artista único en su especie. Sus canciones de sabores agridulces y tonos grises, su voz áspera y su calidad teatral son tan solo algunos de los sellos distintivos que hacen de su propuesta artística una verdaderamente especial, ya sea haciendo música o escribiendo poemas. Porque sí, el famoso cantautor estadounidense no solo toma el lápiz y el papel pensando en sonorizar sus inspiradoras letras, sino que también lo hace pensando en recitarlas, algunas veces hasta con dedicatoria especial.
Cuando transcurría el 2015, uno de sus mejores amigos del medio había anunciado su regreso al estudio como solista tras poco más de 20 años de ausencia, para lanzar un nuevo disco. Era Keith Richards (The Rolling Stones), quien mientras ultimaba los detalles para el lanzamiento de Crosseyed Heart recibió los elogios más peculiares por parte del buen Tom, con un poema original que expresaba su admiración en medio de líneas cómicas que resaltaron sus dotes como nadie más podía hacerlo.
¿Recuerdan en la red esta graciosa tendencia, medio burlesca, para engrandecer al famoso actor Chuck Norris? En ella se le escriben todo tipo de halagos absurdos, algunos incluso llegan a sacar carcajadas instantáneas. Bueno, pues algo así tenemos por acá, ya que Tom hizo hizo una extensa lista de alabanzas en ese sentido para The Human Riff, asegurando que «su orina es azul» o que «tiene manos de carpintero, espalda de soldado, mente de detective y rostro de película de vaqueros».
Él puede correr más rápido que una máquina de fax
Su orina es azul
Huele a fogata
Una vez fue abofeteado por la Reina
Ha caminado el equivalente a tres veces
Alrededor de la Tierra
Como Keith, la oruga rebelde de Phengaris rasca
Su trasero como una guitarra y el acorde atrae a las hembras
En un concierto en Java en los años 70
Los hombres gritaron, las mujeres se desmayaron, y un niño pequeño
Se rompió el brazo en el caos
Y llovieron miles de gusanos negros del tamaño de abejas
Escribió su parte de canciones de Sticky Fingers
En un gallinero en Malta
Una vez ganó el Diamante Hope en un juego de póker
Y esa misma noche lo perdió en un juego de dados
Posee una llave de tuercas y un gato hidráulico de oro sólido
Nació en un vestidor y siempre ha sido propenso
A ataques de llanto seguidos de risa histérica
Uno de sus primeros trabajos fue limpiar la jaula de leones
En el Zoológico de Londres
Como la mantis religiosa, solo tiene una oreja y
Está ubicada entre sus piernas
Puede mantener una nota hasta 6 minutos y tiene 7 u 8 notas
Más que la voz ordinaria
Y hay manos igual de sonoras y claras
Manos como las de un carpintero
Brazos como los de un marinero
Una espalda como la de un soldado
Una mente como la de un detective
Hombros como los de un boxeador
Una voz como la de un niño cantor
Y una cara de country western
Sus afinaciones son secretos fuertemente guardados…
Asegura que una afinación abierta que utiliza fue inspirada
Mientras esperaba un tren en Detroit
En un terreno vacío, los restos de una cerca de alambre de púa
Estaban medio rodeando los restos de una vieja fundición
Y allí, entre latas de hojalata, colchones viejos y cabezas de muñecas
A Keith se le ocurrió que una guitarra es
En su nivel más rudimentario
Alambre que ha sido estirado sobre madera que cuando
Se rasga produce una relación agradable entre
Componentes dispares
Notando que la cerca de alambre en efecto
Contenía estos mismos ingredientes
Keith quitó la tapa de una lata de pintura desechada
Y rasgó los alambres de la cerca tensos
Violentamente, rítmicamente y repetidamente
Satisfaciendo así su curiosidad y liberando el peculiar
Sonido del acorde que ahora todos conocemos como el acorde
Al principio de Jumpin’ Jack Flash
Transcribiendo las notas y adaptándolas para guitarra
Keith no perdió la mística angular del acorde y
Su natural aspereza y así, nació el “acorde de la cerca”
Keith una vez tomó mi abrigo de 10,000 dólares
Para extenderlo sobre un charco de barro
Para permitir que una lavandería octogenaria
Llamada Clementine Moorehouse cruzara la calle
Cómodamente
Ese es Keith, el caballero por siempre
Genios y figuras ambos, tanto quien escribe con esta candidez y elocuencia, como quien inspira semejantes encomios que, por más graciosos que suenes, a veces parecen quedarse cortos para dimensionar lo que el guitarro de los Stones representa para muchas generaciones de oyentes y colegas de la industria.
Pero esa no ha sido la única vez que, con la misma confianza y cariño, Waits escribió sus cumplidos para su cuatacho. Más recientemente, con motivo del cumpleaños 80 de Richards, le sacó otro regalo de la misma naturaleza y también lo hizo público en un diciembre del 2023. Decía más o menos así:
Tostada Quemada a Keith
Cuando pienso en Keith, me recuerda que las mejores canciones vienen de la cuneta
pero es un infierno de lugar para pescar cuando tienes que sentarte en el bordillo
¿Qué usas de carnada? Un trozo de tela roja sirve o un envoltorio de caramelo
Las buenas canciones saltan directamente a tu anzuelo y éste queda atrapado en la canción para siempre
Keith puede apretar los dientes y puede afinar un acorde con su labio superior
Y cuando la noche se va acercando a su fin Keith suena como una orquesta afinándose
un planificador azul en un espejo ondulado, como acordes parcialmente derretidos
expuestos al sol demasiado tiempo…
Y si tú escuchas los acordes que caen del abrigo de Keith es como Broadway desenfocado
un banco de niebla azul eléctrico con cientos de melodías dentro, llorando…
Son como peces deseando desesperadamente caer en la sartén y empezar a freír
Plumas, uñas, costras y cicatrices
Algunas canciones están escritas en el camino al estudio en autos alquilados
Nunca confundas la cantidad de tiempo que toma con la profundidad del duende, ¿eh?
Mantén la cinta girando, piensa Keith, estoy sentado en un GRAN HUEVO
y necesita un minuto más o menos antes de que pueda explotar
Con dos carreras tan prolíficas que se cuentan en decenios, Waits y Richards llegaron a trabajar juntos en muchas ocasiones. Algunos de los registros que sus colaboraciones han dejado se encuentran en los álbumes de Tom, Rain Dogs (1985), Bone Machine (1992) y Bad As Me (2011), así como en el disco de los Stones, Dirty Work (1986), entre otros. Queda claro que la admiración es mutua y la estima que este par se demuestra en público reconforta el sentido que le damos a la palabra amistad. Esto hace mucho más fuerte su conexión musical, desde luego, manteniendo una relación tan cálida en el aspecto personal y tan profesional desde el nivel artístico, por más de cuatro décadas… y contando.
Cuando salió el documental de Netflix, Keith Richards: Under the Influence, pudimos observar y escuchar a Tom exclamando que en el estudio y sobre los escenarios siempre ha notado a Keith muy detallista y perfeccionista, describiéndolo como un «arqueólogo» que insiste en tener los datos de todo, saber de dónde provienen las cosas y comprender sus principios y propiedades. Dijo «es como un taxista londinense que tiene todo el conocimiento (de las localidades), solo que el lo tiene en la música».
Así que ahí lo tienen: es peculiar y un tanto excéntricamente metafórica la manera en que Waits se expresa de Richards, con analogías urbanas y de accesible digestión, una gran cantidad de piropos sarcásticos y uno que otro reconocimiento más sobrio y sereno sobre su intelecto y destreza. A final de cuentas, cuando se trata de dos viejos gruñones y genios en sus campos, la crudeza lírica tenía que empaparse con un poco de comedia honesta para expresar lo que el corazón siente y expresa desde las entrañas para un ser querido.
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