Llegó ya, por fin, el primer álbum en 30 años de Drop Nineteens, este quinteto de Boston que regresa a la escena con su alineación fundamental (no original precisamente) con Greg Ackell, Motohiro Yasue, Steve Zimmerman, Paula Kelley y Pete Koeplin.
Ahora podemos decir que Hard Light no se siente como una continuación de su obra a partir del punto exacto donde se quedaron, sino más bien como un paso al frente y al costado, no tan lejano de sus orígenes, claro. Y nos damos cuenta que la banda no quiso repetir viejas fórmulas pero tampoco deslindarse del shoegaze, el indie pop y el alternative rock por completo.
Nos queda claro, entonces, que a estos cuates no les gusta repetirse. Nunca lo hicieron en sus discos previos y no lo hicieron ahora. Ellos suenan libres otra vez.
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