Ya estamos acá, a punto de darle play al primer disco largo de Blur en ocho años, intitulado The Ballad of Darren, una producción del señor James Ford.
Lo primero que debemos decir de estas rolas es que suenan -líricamente y sentimentalmente hablando- a todo lo que ha hecho Damon Albarn en el pasado reciente como solista, pero que con la ayuda de sus viejos amigos y sus instrumentos eléctricos, han moldeado cada composición en algo menos disonante y distante, para darle más vida y energía hasta alcanzar algunos puntos cumbres, emocionalmente habando.
La banda no se escucha rejuvenecida ni tampoco como si no hubiera pasado un solo día desde sus gloriosos episodios noventeros; de hecho, estos señores se escuchan como son ahora, justo donde están: en madurez total como artistas y personas, y también en evolución. No suenan viejos ni nuevos porque suenan al presente, actualizados, vigentes. Se escuchan genuinos y naturales, adecuados a este tiempo:
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