Foto: OK Mccausland
A inicios de los 80s y en medio de las incertidumbres que generó The Buggles con «Radio Killed the Radio Star», la pertenencia tajante a una escena cultural era un fastidio. Entonces, con un par de tatuajes en los antebrazos, un piercing en la nariz y la estrepitosa admiración por el camaleón de Brixton, Dave Gahan emergió como uno de los jóvenes que marcó distancia de los Blitz Kids y de las mutaciones sonoras que conformaron Some Bizarre Album, el primer lanzamiento discográfico a cargo del sello independiente fundado por Stevo Pearce: Some Bizarre Records.
Esta negación no estaba ligada a algún tipo de confrontación con Soft Cell, Meka o The Dark Poets. Y es que la respuesta era simple: Depeche Mode no era – ni pretendía ser- una banda futurista. Esta declaración, por cierto, se mantuvo como constante durante décadas, hasta el lanzamiento de Spirit (2017).
El en ese entonces cuarteto nunca tuvo intenciones de describir su sonido, sin embargo, la ruta fue clara desde el principio: se dejaría llevar por experimentaciones que hicieran del pop algo innovador y fascinante para juventudes que crecieron a la par de los conflictos políticos de «baja intensidad».
Speak & Spell (1981): «Tora! Tora! Tora!», «I Sometimes Wish I Was Dead» y «New Life»
El 22 de enero de 1982, Nueva York le dio la bienvenida a Martin, Andy, Alan y Dave. Para gran parte del público californiano, la llamada «Depechemania» fue detonada por una sola canción que tomó el mismo título que llevó a Richard Fleischer, Kinji Fukasaku y Toshio Masuda a la lista de ganadores de los Premios Óscar de 1970.
«Tora! Tora! Tora!» figuró en el catálogo de Grabbing Hands Music Ltd y, bajo la producción de Daniel Miller y la ingeniería de sonido de Rick Radcliffe y John Fryer, contó con cinco versiones oficiales. Aunque llegó a 36 países en 162 artículos (entre ellos el 5CD-Box en Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo), esta rola lleva más de 40 años fuera de los sets. El 28 de mayo del ’82, durante el Eurofestival Vechtewiese, fue la última vez que Dave Gahan mostró su potencial vocal cantando «from the skies you can almost hear them cry…».
Una de las secuelas de «New Life» como el hit que puso a DM en el radar de la crítica musical fue la insistencia en catalogar su propuesta. A la fecha, entregas como «I Sometimes Wish I Was Dead» únicamente son descritas como parte del último concierto con Vince Clarke en la alineación (eso fue el 3 de diciembre de 1981), o como el primer acercamiento que anticipó a la ciudad de Pasadena como una de las locaciones más importantes en la historia del grupo.
A Broken Frame (1982): «Leave in Silence», «See You» y «My Secret Garden»
Al igual que su antecesor, A Broken Frame fue grabado en Blackwing Studios. El contexto previo a su lanzamiento es tan conocido como la base rítmica del single «Enjoy the Silence». La unión de Clarke con Alison Moyet en Yazoo se tradujo en la designación oficial de Martin Gore como compositor, así como en la entrada de Alan Wilder, misma que desde un principio estuvo marcada por «un desequilibrio en la carga de trabajo» y que en 1995 terminaría con una carta en la que se leía el hastío y decepción por «las relaciones internas y las prácticas laborales».
Memorables son las entrevistas en las que DM ha expresado sus deseos de olvidar canciones como «What’s Your Name?», «It’s Called a Heart» o «Just Can’t Get Enough». No obstante, en la memoria de la prensa, este disco debió aniquilar cualquier aspiración musical, una opinión que compartía el propio Gore.
En retrospectiva, no es arriesgado sugerir que la crítica fue injusta. No solo se basó en exigencias absurdas a una banda nueva y en pleno proceso de reestructuración, sino que también subestimó «My Secret Garden» y «The Sun & The Rainfall» como propuestas que años después serían parte de la columna vertebral de los tintes industriales del disco Back Celebration (1986), así como claras referencias para el disco que coronó al grupo dentro del mainstream, Violator (1990).
A su vez, sencillos que se sirvieron de una función electrónica minimalista, como «See You», fueron advertencia de la estrategia comercial que provocaría que a mediados de los ochentas jóvenes de la Unión Soviética hicieran de los cassettes de los Depeche uno de los artículos principales en la mercancía por contrabando. Por su parte, «Leave in Silence» -que hasta el ’85 Dave presumió como uno de sus canciones favoritas- marcó las primeras apariciones de la banda en la televisión sueca y, en paralelo, dio la bienvenida a Wilder como integrante de tiempo completo.
Construction Time Again (1983): «Love, in Itself», «Everything Counts» y «Told You So»
Tras el ninguneo de A Broken Frame, las texturas densas y pegajosas de Construction Time Again inauguraron la trilogía no oficial de Depeche Mode y, para gran parte de la familia devotee, la etapa que hizo de Basildon (Essex, Inglaterra) uno de los epicentros más importantes de la industria musical del siglo XX.
Alan Wilder rompió con la tradición familiar de dedicarse al piano. En su lugar, se inclinó por paisajes melancólicos que en su carrera como solista (Recoil) reiterarían la meticulosidad en el universo de la electrónica. Sin embargo, los jóvenes (ya entrados en sus 20s) no eran herederos directos de Kraftwerk o de alguno de los peldaños que sostuvieron a Unsound Methods (1997) y Liquid (2000). Aunque declaraba su afición por The Cure, Dave Gahan se alejó de su pasado (post) punk para decorar su evolución baritonal en temas como «More Than A Party» y «Fools». Entonces, este LP fue el inicio de la desnudez de la agrupación; piezas como «Love, in Itself» y «Told You So» no solo darían pistas de la maestría de Wilder en la experimentación con los sintetizadores, sino que también empezarían a edificar una de las combinaciones más recurrentes en el trabajo lírico de Martin Gore: religión y cinismo.
A la par de la entonación de «Everything Counts», single plagado de referencias significativas para los adolescentes de la Guerra Fría, DM (particularmente Martin) subrayaba sus nulas intenciones de ceder a los caprichos del rock; disfrutaba de la ruta de The Human League pero no había forma de que se sintiera totalmente cómodo con la saturación de guitarras.
Some Great Reward (1984): «People Are People», «Lie to Me» y «Stories of Old»
La sutileza nunca ha sido el fuerte de Depeche Mode; puede que Gahan haya bromeado con «apenas recordar» Some Great Reward y que – al lado de «In Your Memory», «Flex» y «21 Days» – «Stories of Old» sea una de las rolas que nunca hemos escuchado en vivo. Pese a ello, «People Are People» y «Lie to Me» se consolidaron como vías de combate para que las juventudes expresaran su hartazgo por las restricciones de un orden bipolar.
«¡Música de Depeche Mode para el Este, Oeste y Sur!» se leyó en el Muro de Berlín, vestigio geopolítico aledaño a los Hansa Studios. Paralelo a la publicación de la mítica portada de Melody Maker – esa que adorna una foto de Dave con la hoz y el martillo – el reclamo catastrófico y glamuroso de «I can’t understant what makes a man hate another man. Help me understand» explotó en una desobediencia que exhibió lo evidente: con todo y restricciones morales, patrióticas y aduaneras, la depechemanía estaba para quedarse.
La celebración del Día de la Victoria y el estruendo de «Lie to Me» por el cumpleaños 23 de Gahan en a Plaza Mayakovsky fueron inspiración para jóvenes que concibieron su pasión musical a través de proyectos inter-city y la censura. Hoy en día, bandas como Molchat Doma figuran, por ejemplo, entre los grupos que crecieron escuchando y soñando con compartir escenario con Depeche Mode alguna vez.
En Estados Unidos, K-ROO FM se aprovechó de la bulla de los clubes de fans de San Francisco, Boston, Washington D.C. y Pittsburh para encontrar en «People Are People» una opción ganadora para mantenerse como una de las estaciones con mayor audiencia y legitimidad en el norte de América.
Catching Up with Depeche Mode (1985): «Shake the Disease», «Blasphemous Rumors» y «Master and Servant»
En la actualidad, sitios como Billboard mantienen encabezados como «los sencillos más infravalorados de Depeche Mode». La realidad es que, con todo y las patadas de ahogado que dan algunas comunidades melómanas, de esta agrupación no queda nada «under» o nada que no haya pasado por críticas que van desde la presunción ególatra hasta las obviedades.
El éxito de Duran Duran con su álbum Rio abrió la ruta comercial a seguir. Para mediados de los ochentas, DM ya tenía una audiencia significativa en Europa. Aun así, Sire Records insistió en la urgencia de configurar fuera del continente una base de fans sólida y numerosa pero, sobre todo, devota.
Con «Shake the Disease», la banda inglesa ya no solo agrupó a jóvenes cuyas familias comprometieron su vida con proyectos políticos que luego se disiparon, también hacían alusión a romances adolescentes y fragmentados, con el placer de provocar a los sectores más conservadores.
La galantería con el encono tomó diferentes caminos: a veces se acusaba a Dios de tener un sentido del humor enfermizo y otras se convocaba a un ejército de chicas con melenas alborotadas y uniformadas con shorts de cuero, para continuar con la liberación sexual al grito de «domination’s the name of the game. In bed or in life, they’re both just the same».
Las promesas (kinky) de «lovers devotes to each other forever» en el referido single, las frases absurdas y cursis de «Just Can’t Get Enough» y la energía lujuriosa en los coros de «Master and Servant» comprobaron el potencial de los sencillos para implementar dinámicas que prepararon el terreno para que en los 90s DM se pasara del culto al mainstream: escuchas colectivas en parques, adolescentes compartiendo su talento artístico con la circulación de historietas, ventas agotadas de mercancía y pubertos haciendo rabiar a sus padres por su afición al estilo leather.
Black Celebration (1986): «Black Celebration», «Stripped» y «Here’s the House»
A semanas del lanzamiento de Memento Mori (2023), los devotees compartieron memes sobre el supuesto -y jamás- equivalente de Black Celebration. Coronado como el más oscuro en la trayectoria de la banda, este no fue solo un disco áspero en sonido y composición lírica, sino que también fue el némesis que anticipo la crisis en Songs of Faith and Devotion.
Al mismo tiempo, representó la clausura de DM como una banda de singles para transformarse en uno de los proyectos musicales más ambiciosos de las últimas décadas del siglo XX. El proceso de producción -que tuvo como sede Berlín y Lóndres- estuvo atravesado por las presunciones de madurez, el fastidio tras 81 presentaciones seguidas y la precoz cúspide de Alan Wilder como el genio que dio vida a la quimera detrás del track homónimo: una invitación al sampling (que en esos años reclamó su lugar en la escena alternativa por Fad Gadget y Cabaret Voltaire), las atmósferas sombrías de Ridley Scott, Hampton Fancher y David Webb Peoples en Blade Runner (1982) y, por qué no decirlo, la afición automovilística de Dave Gahan.
Bajo una mixtura entre al art pop y el industrial rock, rolas como «Stripped» dejaron claro que «Depressed Mode» cumplía con las demandas particulares de un público tan diverso como los matices de «Here’s the House», uno de los grandes aciertos de Martin Gore y Alan Wilder para camuflar la presencia de la guitarra acústica.
Music for the Masses (1987): «Sacred», «To Have and to Hold» y «Behind the Wheel»
Ser devotee implica conformarse con la descripción genérica que da Depeche Mode frente al lanzamiento de un nuevo álbum: el mejor logrado y el que más satisfacción les ha dejado en años. Tras los descontentos en el proceso de su antecesor, Alan, Dave, Martin y Fletch optaron por un estilo compartido.
En esas fechas, el grupo se mostraba entusiasta de lo que había logrado Tears for Fears en Songs from the Big Chair de 1985. Una vez que contactaron a Dave Bascombe, fueron a un estudio de París, probablemente una de las experiencias que tuvieron mayor peso en la desidia de Wilder para anunciar su partida.
En términos de producción, Music for the Masses fue un LP simple. La gran puntería de canciones como «Sacred» y «To Have and to Hold», además de reiterar el rol de Gore como letrista, radicó en el uso noble de la tecnología, la designación de tareas específicas y las razones por las que la audiencia encontró en esta banda una expresión de lealtad, apego y esperanza: «Trying to sell the story of love’s eternal glory».
Por su parte, «Behind the Wheel», sumado a mantener la rentabilidad de los singles y formatos de 7″ y 12″, fue uno de los temas que ejemplificó las dinámicas de distribución informal, la importancia de la traducción y el legado del Do It Yourself (DIY).
Todavía con Clarke en la alineación, Joanne Fox, Anne Swindell y Deb Danahay fundaron el primer y único club de fans oficial de DM: Bong, el cual se mantuvo activo de 1980 a 1987. Luego, a partir del lanzamiento de MFTM se transformó en una revista que tuvo tirajes hasta 2002, aunque las primeras tres ediciones no tuvieron ese nombre. A partir de la cuarta fue que se tituló Bong y, aunque llegaron a tener problemas de presupuesto, los números del también llamado «Depeche Mode Information Service» llegaron a Alemania, España y Francia. Fue así como fans en estos países tuvieron la exclusiva de «Behind the Wheel», la cual causó euforia a través de los fanzines.
Violator (1990): «World in My Eyes», «Policy of Truth» y «Kaleid»
Durante años, la familia DM ha reclamado la falta de testimonios audiovisuales de calidad del World Violation Tour. Pero la era correspondiente al séptimo álbum es la más nítida, indudablemente.
En internet abundan foros y crónicas que dan cuenta del desacuerdo inicial entre Alan y Martin para la producción de «Enjoy the Silence», que en su versión demo guardaba muchas similitudes con «Shake the Disease». En países de América Latina la noticia del instantáneo sold out de entradas para el Dodger Stadium se esparció como pólvora.
Con «Policy of Truth», DM hizo un movimiento doble. Por una parte, el equipo de marketing volvió a demostrar el dominio en la selección de sencillos. Por otra, el B-Side fue un cateo auténtico a las sensaciones que dieron como resultado «Kaleid», pieza inaugural de las presentaciones del World Violation Tour.
Para el cierre promocional de este álbum, la banda atesoró la entrega que hoy en día atestigua la capacidad de Martin Gore para componer desde puntos intermedios entre la literatura de Kafka y una actitud optimista y placentera: «World in My Eyes».
Para algunos devotees, este trabajo no forma parte de una «Santísima Trinidad» discográfica. Empero, los tracks antes mencionados son una explicación muy clara sobre la forma en la que agrupaciones como Electribe 101, The Jesus and Mary Chain y Nizter Ebb contribuyeron a la firma musical con la que Wilder anticipó su salida.
Songs of Faith and Devotion (1993): «In Your Room», «Rush» y «Higher Love»
Por mucho que «Walking in My Shoes» haya inspirado varios de los tatuajes en honor a Depeche Mode entre la fanaticada, nadie espera ni desea una secuela de Songs of Faith and Devotion. Este material de larga duración es equivalente al Pornography de The Cure, podría decirse. Es extraordinario, cautivador y corrosivo.
No obstante, un proceso similar habría pulverizado al grupo. Descrito como una de las giras más depravadas y excesivas en la historia de la música, el Devotional Tour fue la suma de esfuerzos por parte de Alan, Fletch, Martin y Dave por hacer de la simulación su máximo trabajo.
Aunque su proceso fue comparado con la etapa más hostil de The Beatles, el disco vislumbró las alianzas dentro del cuarteto. «In Your Room» (una de las grandes sorpresas del Global Spirit Tour) fue una expresión de la cercanía entre Wilder y Gahan, y a la vez fue el himno con el que la banda conquistó a los públicos escépticos, así como a los amantes del rock y el soul. En paralelo, la elección de la versión remix para su videoclip fue la última muestra de que el trabajo al interior era todos menos democrático.
Por su parte, «Rush» expuso las decisiones de Wilder en la producción y su debut en la batería. «Higher Love» (una canción que logró el cariño especial de los seguidores de U2) engloba datos más significativos para la DM Family que para la propia banda. Y pese a su potencial lírico, no figuró entre los singles.
En locaciones como Nueva Orleans, este tema adelantó el derrumbe físico y emocional que sufrió Dave entre SOFAD y Ultra.
Ultra (1997): «Barrel of a Gun», «It’s Not Good» y «The Love Thieves»
Violator, SOFAD y Ultra son los lanzamientos con mayor cobertura mediática. Más allá del éxito comercial del que gozó DM en los noventas, la prensa atestiguó la resurrección de cada uno de sus integrantes.
Sea por nostalgia o resignación, para gran parte de la DM Family, este fue el álbum con el que el entonces trío clausuró su denominación como una de las agrupaciones más importantes de las últimas dos décadas del siglo XX. Por algo se le suele describir como su entrega más introspectiva.
Fuera de la banda y con el elepé Unsound Methods, Alan Wilder (Recoil) se involucró de lleno en la exploración de pasajes sonoros con los que logró hacerse de una audiencia sigilosa que exacerba el dominio del músico en la recreación de ambientes lúgubres y cercanos a la ciencia ficción.
Mientras tanto, para Gahan fue un periodo más que ríspido. Si bien canciones como «Barrel of a Gun» fueron una forma de hablar abiertamente sobre su proceso de rehabilitación, arresto y tentativa de suicidio, el álbum le hizo reconsiderar algunas decisiones. En retrospectiva, en abril del 2004 el vocalista charló con Time Out y expresó su añoranza por la entrega e inspiración de Wilder en ese entonces.
Además de englobar otros procesos personales -pues en ese entonces Martin también empezaba a ser consciente de su abuso de alcohol- «It’s Not Good» volvió a exhibir la confianza en una estrategia basada en singles.
Este disco no tuvo gira promocional. El equipo de producción optó solo por algunas presentaciones en Lóndres, Santa Mónica, Los Ángeles y San Fernando Valley. Para compensar los costos se apostó por el sencillo mencionado como una fórmula que conjuntó los motivos musicales de DM en los ochentas y la reconciliación de Gore con el pop convencional.
En una dirección más distante y paradójicamente complementaria, «The Love Thieves» mostró guiños en la particular fascinación de DM por lo religioso y melancólico. Y en este tema, el trío nuevamente logró un bomboleo por el blues.
Exciter (2001): «Shine», «When the Body Speaks» y «The Dead of Night»
En sus más de 40 años de trayectoria, DM logró un desafortunado empare entre Exciter y Sounds of the Universe (2013). Derivado de dos materiales que narraron los años más adversos de la agrupación, el primer de ellos fue una bienvenida necesaria pero también desalentadora. Las críticas oscilaron entre la exigencia desmedida y la falta de objetividad.
Las 13 canciones que lo conforman (especialmente las primeras cinco) mostraron dos caras de la moneda. Por un lado, quedaron al descubierto los retos a los que se enfrentarían para mantenerse como un proyecto significativo en el siglo XXI, y por otro, se evidenció la resistencia que expresó parte del público hacia nuevas nomenclaturas y rutas de producción.
El alejamiento de los ochentas era más que predecible. La participación del ex integrante de LFO y colaborador de Björk, Mark Bell inauguró una inclinación por la saturación de texturas y una exploración que no tuvo rumbo, claramente.
Exciter se mantiene en puntos intermedios, entonces. No es esencial para los coleccionistas empedernidos y tampoco es un LP con decisiones incorregibles.
Playing the Angel (2005): «A Pain that I’m Used To», «Suffer Well» y «The Sinner in Me»
Después de su antecesor, Playing the Angel pareció el mejor lanzamiento desde Violator. El retorno a los ritmos clásicos y a las exigencias de las audiencias más rockeras, anexo a responder al contexto de la industria en el nuevo milenio, encontró como causa y finalidad la articulación de la banda, elemento fantasmal desde principios de los noventas.
En paralelo, fue la última pieza con la que Andy, Martin y Dave manifestaron que podían sin Alan. A través de singles como «A Pain that I’m Used To», el trío expresó mayor cercanía a la escena neoyorquina. Del mismo modo, la apertura del disco sentó las bases de lo que DM buscaba en sus colaboraciones: temas que lograran posicionarse como hits de radio y piezas con una base electrónica evolutiva.
Desde un ámbito más íntimo, con «Suffer Well», Gahan ofreció un acercamiento al largo proceso que lo llevó a que en mayo del 2011 fuera el principal invitado en un evento de sobriedad en Los Ángeles. La adaptación visual -también a cargo de Anton Corbjin- con la actriz y guionista Jennifer Sklias como protagonista representó el hartazgo implícito de la banda a que los medios catalogaran su música como algo deprimente.
Con «The Sinner in Me», Gore anticipó las posteriores palabras de Gahan en una conversación con Loud and Quiet en 2017: «Musicalmente, podemos ser bastante oscuros y extraños, pero siempre habrá un verso o una melodía que te sacará de ahí. Como en todo buen libro o película, hay una historia».
Sounds of the Universe (2009): «Ghost», «In Sympathy» y «Come Back»
Mantenerse como uno de los grupos con más ventas en la escena synth orilló a Depeche Mode a lanzar un disco con una fuerte influencia pop y bases melódicas sencillas que, a momentos, hicieron pensar en aquella apuesta de Music for the Masses. Empero, la entrega no tuvo los resultados esperados.
Pese a su ruta experimental, este LP provocó cierto rechazo entre el público por una carga electrónica que más que referir a canciones del pasado, resultó empalagosa. Otras de las razones por las que no terminó de cuajar en las expectativas fueron que se le comparó con Playing the Angel, así como la ausencia de canciones de apertura memorable como clásicos del pasado estilo «I Feel You» o «World In My Eyes».
Con «Come Back» las audiencias veteranas atestiguaron, otra vez, la evolución vocal de David; pero a la par de los aplausos, el frontman recibió también comentarios crudos por la composición lírica a su cargo.
Al ser un bons track del boxset, «Ghost» es uno de los pequeños tesoros que no ha recibido la atención que se esperaría de una pieza sonora y lírica clásica, ni siquiera por parte de la propia banda como para incluirla en un set, ni siquiera por una sola ocasión.
Delta Machine (2013): «Broken», «Soothe My Soul» y «Secret to the End»
Este es otro de los álbumes ásperos dentro de la fanbase. No suele ser mencionado entre los favoritos pero se cree que está infravalorado. A lo largo de 94 minutos ofrece un interesante recorrido por un rock adornado con tintes electrónicos y techno.
Con Delta Machine, específicamente en «Welcome To My World» y «Secret to the End», la banda dejó claro que no hay intenciones de renunciar al back to basics. Por su base instrumental, «Broken» es otra de las canciones con las que amantes de «Behind the Wheel» o «Question of Time» pudieron entonar una súplica desesperanzadora. Por otro lado, sumado a ser uno de los tracks favoritos de Dave, «Soothe My Soul» da continuidad a las fórmulas ganadoras.
La razón por la que esta producción suscita opiniones tan distantes es que en su virtud está su mayor desventaja. Indudablemente es perceptible la madurez de Gahan como vocalista; además, para los públicos nostálgicos es placentero reestructurar pequeñas piezas que derivaron de «Personal Jesus». Sin embargo, más de 30 años de trayectoria eran justificación suficiente para esperar una propuesta más fresca y temeraria.
Si bien la identidad gráfica de Delta Machine es otro de los diseños frecuentes en los tatuajes de los fans, para muchos era más memorable por las sorpresas en los conciertos: por ejemplo, incluir «Shake the Disease» en Dublín y el remix de «Halo» a cargo de Goldfrapp.
Spirit (2017): «Where’s the Revolution», «The Worst Crime» y «Cover Me»
Ya sea en San Antonio (Texas, Estados Unidos) o Budapest (Hungría), el Global Spirit Tour fue una de las giras con las que, además de haber sido un refugio para la nostalgia, DM se ganó el cariño de las generaciones más jóvenes por la euforia y entrega durante las interpretaciones de «Cover Me».
Este disco no obtuvo las mejores evaluaciones de la crítica, pero tracks como «Where’s the Revolution» marcaron el regreso de la agrupación a la melancolía derivada de contextos políticos complejos y hostiles. Para el siglo XXI, DM ya no hizo alusión a la vida dividida por muros o guerras «de baja intensidad». Tras 20 años como residentes en Estados Unidos, Martin y Dave se unieron más bien a una oleada de indignación por el ascenso de una presidencia fuertemente señalada como misógina y racista.
En 2017, Depeche Mode también apareció en los principales portales luego de que el teórico neonazi y antisemita Richard Spencer comentara que él y otros integrantes de grupos pertenecientes a la extrema derecha consideraban su música como un estandarte.
Días después del lanzamiento de Spirit, Dave conversó con la gente de Billboard y, además de negar cualquier tipo de relación con Spencer, recordó las raíces de su banda: «Una forma más socialista, de clase trabajadora (….) de una estética que suena industrial venimos, las propiedades del consejo de Esssex».
Memento Mori (2023): «People Are Good», «Always You» y «Never Let Me Go»
Este lanzamiento ha encontrado un terreno poco equilibrado. Depeche Mode seleccionó «Ghosts Again» como sencillo principal y sitios como NME describieron prematuramente al disco como «su mejor trabajo en lo que va del siglo». Las expectativas dependieron del recelo con el que miramos la estrategia publicitaria de singles que no terminaban de satisfacer el apetito de una audiencia suspicaz y entusiasta.
Así como el tablero de ajedrez, las piezas de esta producción estaban bien definidas: a causa de una disección aórtica, Fletch falleció un año antes; con todo y su afición por las prendas de cuero, Martin reveló cierta perplejidad frente a convertirse en un hombre de 62 años que goza del clima subtropical de Santa Mona, mientras que del otro lado, Dave venía de una madurez musical al lado de su proyecto alterno, Soulsavers.
Las especulaciones concluyeron. Después del deceso de Andy, Alan mensajeó a Dave para bosquejar el esqueleto que sostendría este disco. Solo quedan ellos dos.
Si bien el referido single muestra una lúgubre conversación entre compadres, el resto del álbum delinea con claridad los lugares comunes de cada uno. Ya sea por capricho o por una opinión pseudo objetiva, los devotees nos resistimos a replicar las palabras de Rolling Stone. Memento Mori NO es un Black Celebration.
Pero el rechazo no es una invitación a pensar y escuchar el disco como una pieza ajena a la que se presume con la etapa lírica y sonora más oscura de la banda. Sin el propósito de privar a Gahan y Gore de sus respectivos créditos, indudablemente el mayor acierto es atribuirle a Marta Salogni.
Con una carrera que empezó a las 16 años (cuando trabajó como ingeniera de sonido en Brescia), la productora italiana nominado a los Grammy exhibe su capacidad para siempre desmenuzar los motivos y las ambiciones de los músicos con los que trabaja. Más que referir a clásicos del grupo, Salogni brindó un distanciamiento -necesario y aplaudible – del blues con el que DM lanzó el anzuelo durante las últimas dos décadas.
Canciones como «People Are Good» no solo son un retorno al dark synth que el ahora dúo mantuvo entre las sombras, sino que también representan los esfuerzos por figurar en la electrónica con propuestas sólidas y creativas. Sumado a una base melódica que hace pensar en los básicos de Joy Division, «Never Let Me Go» desnuda al caballo de Troya con el que Salogni hace contrapeso a la sensualidad monótona de Gahan: el dinamismo de los acordes y el manejo moderado de los tintes pop.
Finalmente, «Always You» es la declaratoria con la que (D)ave y (M)artin reiteran que seguirán apostando por nomenclaturas que hicieron de un grupo de jóvenes de Basildon un fenómeno mainstream. Los guiños sutiles a Violator en «Always You» y «Before We Drown» representan la síntesis con la que Gore, Gahan, Salogni, James Ford y Richard Butler desafían al título: «Recuerda que morirás». La banda, así como su leales fans, se aferran a sobrevivir en un pasado y presente fugaces.
Heaven help us.
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