La banda de Costa Rica, puppy love es una de las cosas más raras que hemos escuchado dentro del shoegaze. Esto es así por la peculiar manera en que juegan con los ritmos, acelerando o retrocediedo los beats a propósito, para crear nada más que una confusión que luego se vuelve adicción en sus rolas.

En su nuevo elepé (homónimo) vamos a ver mucho de este truco. Es una producción de baja fidelidad con 10 rolas que, en propias palabras de la banda, lidian con el propio concepto de lo crudo para hacer que el cerebro se derrita y el corazón nos abrace. Y suena así: