Les vamos a platicar la historia sonora de Linda Smith, una cantautora estadounidense que grabó una impresionante cantidad de materiales caseros entre 1987 y 2001, pasando muchos de ellos desapercibidos por la industria y, en cambio, conservándose como privilegio de solo unos cuantos estudiosos de los valores artísticos de la escena subterránea de Baltimore, así como unos afortunados más que le rodeaban.
Tampoco es que fue una total desconocida antes. Durante los ochentas ella tocaba en la banda de punk, The Woods, pero sí es verdad que la mayor parte de su trayectoria musical la ha caminado en solitario. Con el paso del tiempo ha llegado a editar todo tipo de discos: desde una selección de poemas de Charlotte Mew que ella misma musicalizó y fragmentos instrumentales inspirados en la música clásica de Tchaikovsky, hasta clásicas ediciones en cassette de singles, EPs y LPs de total autoría propia que, gracias a nuevas masterizaciones que las ponen en versiones de CD y digital, hoy podemos conocer y seguir disfrutando en una mejor calidad de audio.
Sus tracks, catalogados generalmente como pop de recámara y baja fidelidad, están influenciados por la evolución espiritual de los seres humanos, los romances perdidos en las zonas urbanas y la nostalgia que invade la urbe y nuestras vidas. A menudo experimenta con la música electrónica y con los trucos somníferos del ambient, y luego se desenvuelve con clase en el slow core de guitarras frágiles. Toda esta amalgama de elementos sonoros hacen de su obra una muy poco predecible, claro.
Incluso, sus más recientes lanzamientos como singles muestran tintes parcos del shoegaze, melódicamente son lo más románticos y pegadizos posibles: una combinación muy habitual en este género musical.
Escuchar las viejas composiciones de Linda Smith en estos tiempos producen una extraña pero al mismo tiempo amena sensación de sentirse testigos de un viaje sónico en el tiempo, no precisamente de nosotros mismos sino de una voz que vino del pasado hacia nosotros, acompañada de su alma transparente que nos cuenta algunas historias que a nadie escuchó en su momento pero que es importante que sepamos que ocurrieron. Es el testimonio de una artista que esperó lo suficiente para que su arte tocara algunos corazones, para que sus emociones fueran trasladadas en este espacio, quizá ahora alcanzando mayor éxito que como pudo haber sido en su momento. Apreciamos este tesoro rescatado de un viejo y exótico baúl de recuerdos.
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