Hace unos días vio la luz Fossora, el nuevo y anticipado álbum de Björk, quien nos había explicado de antemano que estaba influenciado por una visión más terrenal y forestal del mundo, sobre todo después de los estragos de la pandemia del Covid-19.
También sabíamos que había algunos tracks dedicados a la memoria de su fallecida madre, y que en otros capítulos participan sus propios hijos, Sindri e Isadora.
Y ahora que escuchamos la ficha en su totalidad, en 13 experimentales tracks participamos en una experiencia sensorial mucho más optimista y luminosa, con trucos e instrumentaciones exuberantes, casi orquestales. Es un trabajo lleno de confianza y comodidad por el punto artístico en el que su ejecutora se encuentra, y eso se transmite en cada nota, por más extravagante que estas sean:
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