Ya tiene tiempo que Tim Bowness decidió tomar camino separado a Steven Wilson, su compañero en No-Man, y la firmeza con la que sigue emprendiendo su encomienda musical le ha recompensado con el reconocimiento de los fans del art-rock de dimensiones progresivas; quizá no con el mismo clamor que recibe Wilson desde plataformas mucho más comerciales, pero sí de una manera general y con la misma admiración aunque desde un nivel más «subterráneo» se trate.
Con su nuevo elepé, Buttefly Mind, el cantautor británico reclutó al bajista Nick Beggs y el baterista Richard Jupp (Elbow) para construir con mucha perspicacia las bases rítmicas de esta colección de once canciones con las que quiere reafirmar su grandeza en estos estilos que mejor domina. Él empieza con las primeras muestras de virtuosismo, al protagonizar esta obra con su genuina y sedosa voz, pero pronto se nota su intención de otorgarle al escucha más momentos instrumentales, con interludios y expansiones que le dan drama y atmósfera a los escenarios cuasi futuristas que acá se dibujan.
Quizá los tópicos líricos de estas canciones refrendan una preocupación humana bastante genuina frente a los fenómenos del envejecimiento, el aislamiento, las pandemias y el fin del mundo tal como lo conocemos. De ahí radica la entereza de Tim para lograr abrazarlos todos pero no caer en el fatalismo y, por el contrario, engendrar sonidos y ritmos un tanto más optimistas, aunque tampoco muy luminosos que digamos. No caer en la exageración es sinónimo del buen manejo de los elementos para mantener el equilibrio. Y en eso se luce este cuate.
Si bien es cierto Butterfly Mind puede catalogarse como un disco de intelecto post-progresivo, debemos reconocer que sus rolas, aunque dinámicas y prudentemente experimentales, no tienen la duración promedio que uno esperaría en este género (salvo «Dark Nevada Dream»). Pero eso está bien; esta condición no se contrapone con la exposición cadenciosa de la melancolía y la incertidumbre abrazadas frente a ráfagas sintéticas que se mezclan con la electricidad psicodélica, mucho menos con las dificultades que los cortos tiempos podrían representar para reunir tan rica gama de colaboraciones (Ben Coleman, Devon Dunaway, Dave Formula). Tim Bowness propone sus propias secciones rítmicas y se toma el tiempo que él quiere y como él quiere en cada una de ellas; juega moderadamente con fórmulas de las nuevas olas y las yuxtapone en ecuaciones del rock progresivo ya matizado con un pop de corte ambiental que facilita la generación de los sueños. Y eso hay que celebrarlo.
TRACKLIST:
Say Your Goodbyes Pt. 1
Always the Stranger
It’s Eadier to Love
We Feel
Lost Player
Only A Fool
After the Stranger
Glitter Fades
About the Light That Hits the Forest Floor
Dark Nevada Dream
Say Your Goodbyes Pt. 2
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