Cuando recién salieron del anonimato y dieron un brusco salto a la escena a inicios de este nuevo milenio, a The Raveonettes se les asoció inmediatamente con la nueva avanzada del movimiento shoegazer, algo que siempre rechazaron y, en algún punto, llegaron a odiar. Pero seamos justos con sus primeros fans y la crítica de aquellos días: fuera de los íconos de aquél género no se tenían muchas referencias que mezclaran ruido y pop con una perspectiva más amplia y accesible (incluso radio-friendly), y que encima hicieran de las armonías vocales algo más que otro instrumento sofocado, para en cambio darles el protagonismo y la claridad literaria justas para destacarse sobre todo ese estruendo ordenado.
Y es que esta banda danesa personifica uno de los mejores ejemplos de lo que la dualidad sensitiva y emocional puede llegar a sonar en la música indie: si bien te acarician con tiernas melodías también te rasguñan con sus guitarras de cuerdas metálicas oxidadas; si es cierto que con su romanticismo y dulzura ayudan a que tus heridas sanen, también es verdad que les gusta moler el limón para exprimirlo justo en la llaga; así como tocan tu corazón te pueden raspar el tímpano. ¿Y saben qué es lo más irónicamente mágico de todo esto? Que siempre vas a querer más de ambos extremos.
Sune Rose Wagner y Sharin Foo son una mancuerna perfecta, única. Son lírica e instrumentalmente intensos, salvajes pero extrañamente afables también: pueden llegar a sonorizar tu pesadilla favorita tan naturalmente como el momento más cursi de tu día. Pasan los años y jamás se les ha visto flaqueza ni signos de abdicación. Por el contrario, ellos como los vinos. Se las han ingeniado incluso para hacer de su trayectoria una divertida montaña rusa con reiteradas escaladas a la cima donde se han mantenido estables por lagos periodos, y cuando bajan ni siquiera se siente. Por eso son una banda especial, y una de las más queridas por su generación de oyentes. Así que, ¿nos acompañan por este repaso a solo algunas de sus mejores grabaciones?
1. Little Animal
Chain Gang of Love LP, 2003
Es lo que les decimos, pues: muy pocos han logrado engendrar dulces canciones pop de tiernas y melosas melodías para luego ensuciarlas todas de fango eléctrico y raspar sus estructuras hasta que veamos las chispas centellear de la manera en que estos daneses lo hacen. Y no es algo que con el tiempo fueron perfeccionando, no, desde sus primeras obras ya lo dominaban tal como podemos escuchar en esta rola. Fue difícil no prestarles atención cuando acariciaban tan rasposamente nuestros tímpanos, y sin embargo terminamos con una sonrisa en el rostro y las mariposas aleteando en el estómago.
2. Sad Transmission
Lust Lust Lust LP, 2007
¿Lo ven? Puro amor, flores y corazones en el aire… y ese ruido estático que sutilmente las va marchitando (a las flores) y cuidadosamente los va cortando (a los corazones). Todo es color pastel y emoción, sí, pero hay algo retorcido detrás que asecha y no pierde de vista el jubilo que nos invade. Temazo de ternura y fragor.
3. Red Tan
Pretty in Black LP, 2005
Difícil determinar cuál de sus primeros cuatro álbumes es el favorito de los fans. Digamos que entre el 2002 y el 2007, Sune Rose y Sharin tocaron uno de los picos creativos más altos de su trayectoria, por eso en lapsos no mayores de dos años lanzaron álbum tras álbum con el que seguían triunfando y triunfando. «Red Tan» es uno de tantos resúmenes de aquél excelso periodo que vivían, y uno de los mejores tracks dentro de Pretty in Black. El sentido de melodía que se traían era implacable.
4. Boys Who Rape (Should All Be Destroyed)
In And Out Of Control LP, 2009
The Raveonettes no es mucho de manifiestos políticos ni obvias críticas sociales pero, vamos, estar en contra de los acosadores y violadores sexuales no es un tema de ideologías ni credos: es sentido común. Por eso se crearon este track tan poderoso desde cualquier aspecto que se le mire: letras humanamente estridentes, un estribillo asesino (literal) y una cadencia provocadora y pegajosa (chulada de requinto a una sola cuerda de Wagner en el puente). Hasta en su versión más comercial sus métodos en el pop son extravagantes.
5. Let Me On Out
Raven in the Grave LP, 2011
El dolor y el crecimiento se juntaron y se volvieron canción. Aquí demostraron que también en sus baladas saben apachurrar corazones de pollo. «Let Me On Out» es una de sus piezas más desgarradoras y conmovedoras de todo su repertorio. Es una ruptura melancólica, pero madura.
And how we loved, and how we tried, and how we fell apart…
6. She Owns the Streets
Observator LP, 2011
Y así como se hunden en la oscuridad, también los daneses saben encontrar el resplandor y hacer sonar sus campanas de optimismo en el aire. Aquí se pusieron la capa de dreampoperos y le sacaron filo a sus cristalinas guitarras que sonaron como picos de hielo que se clavan suavemente en la piel. «She Owns the Streets» es una de sus melodías más básicas y bellas al mismo tiempo. La simpleza se encontró con la elegancia y algo hermoso surgió aquí, en Observator.
7. Till the End
Observator LP, 2011
Y hablando de canciones alegres… «Till the End» sabe a gloria latente en las sombras. Es romántica, nostálgica y triunfante. Su eufórica cadencia tiene la capacidad dual de removerte las tripas así como de dibujarte una sonrisa de oreja a oreja. Y ese es el dimorfismo tan característico de esta banda tan especial: con sus tonos y ritmos te acarician al mismo tiempo que con sus guitarras oxidadas te arañan, y ambas situaciones producen placer.
8. Fast Food
Atomized LP, 2016
Atomized es un álbum especial y «diferente» en el catalogo de este dúo. Sus 12 rolas fueron desvelándose una a una desde un año antes, mes con mes en una dinámica llamada Rave Sound of the Month. Y así sucedió hasta que todos los fans ya conocían el set completo, entonces lo editaron en 2016 como disco digital y un año después salió en su versión física. También había algo «nuevo» en su sonido, más limpio en general, más cargado al synthpop; pero aun así hay ejemplares exóticos como «Fast Food» en el cual no pudieron resistirse a esas atmósferas estridentes y abisales, con las cuales parece incluso que están flotando en un limbo galvánico.
9. My Tornado
Whip It On LP, 2002
Así empezó todo, al menos ya frente a los aparadores de la industria musical. No precisamente fue «My Tornado» la primerísima rola que sacaron pero sí fue Whip It On su LP debut. Imagínense lo que fue escucharles por primera vez: se podía pensar en una versión aun más pop y también más amigable del Psychocandy de The Jesus and Mary Chain (y es que además había algo en la voz de Sune Rose Wagner que recordaba a los jóvenes hermanos Reid). Pero la marca propia estaba sellada, eso era innegable. Esta mancuerna prometió cosas exclusivas de su estilo que era igual de agresivo que digerible. Ciertamente no eran shoegaze, tampoco post-punk, mucho menos noise-pop. Su ruido fue y sigue siendo algo único: es el sonido The Raveonettes.
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