Amor & Reverb

Ponerle etiqueta a Mahogany siempre ha sido complicado, y ahí está parte de su magia. Muy suave y delicada para ser shoegaze, muy oscura para entrar a los dominios de dreampop, y mucho más delicada y tersa para llamarse noisepop. Quizá sea un extraño y exótico punto entre los tres lo que Andrew Prinz ha desubierto en el vacío del silencio, de donde parecen surgir sus encantadores registros sonoros basados en el minimalismo y lo elegantemente austero.

En ese lugar nos demuestra que no es necesario el ruido estridente ni el el escándalo para trascender hasta las entrañas del oyente, pues este proyecto musical se destaca como una joya muy original dentro del universo alternativo que, una vez que suena, no abandona la mente ni el alma de quien se atrevió a dar play:

 

Chance

El sonido de Mahogany siempre ha sido difícil de interpretar: Es poco ruidoso para ser shoegaze y no es del todo etéreo para ser dreampop; pero es algo en medio de los dos en definitiva. Alguna vez le habrían llamado Blisspop, un término que nos encanta, por cierto. Lo que es innegable es que este proyecto liderado por Andrew Prinz es uno de los más originales del rubro pop-alternativo, y de los mejores ejemplos en la música que nos enseña que con poco se puede más.

“Chance” es uno de los temas pilares de su LP debut y de todo su repertorio, dicho sea de paso. Su minimalismo adormecido, ese eco aturdido y sus agridulces melodías hacen de su encanto uno, cuando menos, exótico y difícil de descifrar a primera escucha. Pero qué adictivo es, ¿no?

 

The Mystique of Locomotive

Con Allysa Massais en las dulces voces de sus primeros trabajos, la agrupación plasmó exuberantes secuencias oníricas que se fundieron en una luz casi cósmica que abría puertas hacia realidades alternas. Las mismas notas repetitivas que giran sobre sí, con su dinamismo nos conducen al optimismo y la obsolescencia del futurismo, como sus propios miembros lo han descrito. Son todo un trance irreal, pues, desde el interior hacia otros mundos allá afuera y a través de la mística de una locomotora… Pura armonía.

 

Supervitesse

A pesar de sus grandes periodos de inactividad musical (debido a que se trata de un proyecto multidisciplinario), a través del tiempo y en distintos discos-compilaciones las alineaciones del grupo cambian drásticamente, manteniéndose Andrew como único miembro fijo y al mando del timón. Y en Connectivity! nos demostró que su visión del pop es amplia, versátil, pero siempre apelando a esa sencillez que en él siempre resulta ser sinónimo de elegancia.

Aquí, en su versión más indie (y retro también), alcanza timbres que nos recuerdan mucho a Stuart Murdoch de Belle and Sebastian, ¿no lo creen?

 

Phase Break

Uno de los singles más coloridos en todo su portafolio. El violoncello ‑que siempre ha sido uno de sus instrumentos protagonistas- toma más fuerza y de manera permanente en todo el track. “Phase Break” es más vanguardista, avisa de una evolución y miras hacia horizontes nuevos para explorar. Es expansivo también, dura ocho minutos y ni siquiera se sienten.

 

Nelly Van Doesburg

Dentro de la gélida y agridulce perspectiva de Mahogany esta es una de sus piezas más bellas. Por favor, solo escuchen ese sublime requinto a una sola cuerda que funge como parte medular de la canción: inocente, sublime… tan hermoso como melancólico. Deja de manifiesto una realidad particular y especial para esta banda: menos es más.

 

My Bed is My Castle (con Lucy Belle Guthrie)

En Connectivy! (2006) no solo recibieron la ayuda de Robin Guthrie (Cocteau Twins, Violet Indiana) en las mezclas de algunas canciones claves del tracklist, sino que también contaron con la espectacular colaboración vocal de Lucy Bell, la hija que tuvo con Elizabeth Fraser. Y su colaboración la encontraremos en una fascinante versión de “My Bed is My Castle”.

A ella la escuchamos en esos palpitantes estribillos, con un timbre tan parecido al de su madre que nos conmueve hasta el alma. Sin duda, es uno de los momentos más emocionantes que un fan estudioso del dreampop puede experimentar: es algo así como la fusión de dos generaciones diferentes de este género de ruido celestial, a través de una reencarnación… o algo así. Solo de pensarlo/escucharlo da escalofríos.