Hoy en día es tan común escuchar bandas denominadas (o autodenominadas) como «indie» que a veces se nos olvida lo que realmente esta expresión en la música debería representar, lo que debería incentivar. En el año 2015, en Chicago nació un grupo que rápidamente pegó un grito desde abajo que hizo vibrar algunos cimientos de la escena independiente que tan ocupada ha estado en esta era digital. Fue un alarido para recordarnos que el arte mucho más que pose, que la figura del clásico rockstar está sobrevalorada, y que la juventud es un estado mental y que no contraviene la madurez.

Les hablamos de Dehd, una de las bandas lo-fi más especiales de la verdadera independencia de la música indie. Su carismática bajista y frontwoman, Emily Kempf es la chica punk más cool de su generación sin siquiera ser punk. El otro vocalista y guitarro, Jason Balla (que ya había tocado en Ne-Hi, Earring) también canta y lo hace sin pretensión alguna, y gusta de que el polvo ensucie sus cuerdas; mientras que Eric McGrady suena parco con sus percusiones desde atrás, soportando la crudeza de las guitarras y esos aires libertarios que se funden en canciones dramáticas y emocionantes, y que algunas de ellas suenan como alabanzas eléctricas para la juventud eterna. Y así han estado estos tres organizando pequeñas marchas sonoras desde un garaje de la Costa Oeste.

Con el paso del tiempo y el hecho de tomarse las cosas cada vez más en serio con su proyecto que ya tratan de tiempo completo, el trío californiano ha ido extendiendo su portafolio con tres discos de larga duración y un extended play, y contando…

La evolución desde su primera grabación hasta la fecha es notable, pero su espíritu sigue intacto, inquebrantable. Esta banda es otro ejemplo perfecto de lo mucho que se puede crecer en el arte sin traicionar la esencia, sin olvidar nunca de dónde y para qué han venido. Las armonías asesinas que se desprenden de esa garganta andrógina de Emily nos lo recuerdan en cada momento.

En general la instrumentación de Dehd es de corte orgánico, pero eso no impide que de repente agreguen a sus fórmulas diversas variantes para enriquecer sus matices, tales como el uso del reverb en sus guitarras (algo más reciente), el teclado como apoyo climático y también los sintetizadores mesurados. Esto hace de su propuesta una tan sólida que difícilmente podría pasar desapercibida a primera escucha. Pero siempre habrá algo más detrás de todo, algo quizá no palpable pero igual de penetrante: un personalidad descomunal en sus componentes humanos, un aura que arrebata suspiros y nos ata. Vaya que este es un grupo especial.

 

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