The Churchhill Garden es un proyecto shoegazer proveniente de Suiza que originalmente fue comandando por Andy Jossi, quien solía reclutar diversos colegas para darle vida a las composiciones que materializaron sus primeros lanzamientos discográficos y compilaciones. Sin embargo, a partir del 2020 una de las tantas invitadas que trabajó con él llenó sus tímpanos, y se convirtió en la elegida: Krissy Vanderwoude, cantante estadounidense quien se convirtió rápidamente en la vocalista oficial de este romántico y ensoñador proyecto musical.
A partir de ello el dúo ha estado lanzando en los últimos meses diversos singles de manera regular, avanzando hacia un hipotético álbum que parece, al menos por cantidad de tracks, que ya no necesita nada más para comenzarse a editar de manera oficial. Y nosotros nos frotamos las manos en la espera de que así sea.
Y es que el estilo de TCG es ese pop dulce con sus cuotas deliberadas de reverb para acompañar los cantos angelicales que remembra mucho, todo en conjunto, a grupos como Alison’s Halo o Lush cuando caminaban entre el ruido del shoegaze en los noventas. Sus baldas suaves y eléctricas con guitarras que suenan como campanas de hielo tienden a apuntar al cielo y acariciar las nubes, sin embargo la magia de su arte nos mantiene con los pies en la tierra: soñando desde abajo.
Se puede notar que Jossi es un estudioso del compás, la cadencia es esencial en sus canciones. Por más efectos y pedales que pueda utilizar en el estudio jamás permitirá que la complejidad en el uso de estos comprometa la riqueza de sus melodías. Por eso estamos hablando de arte sonoro bien equilibrado, bien calculado que no busca romper paradigmas ni descubrir hilos negros, tampoco se conforma en resultados convencionales. Es difícil no caer en su tentación a primera escucha, pues.
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