Post-rock, slowcore, folk-noir, noise… Todo eso y más. Olin Janusz experimenta en las sombras, confronta los miedos, duerme con los demonios. Su proyecto musical, Bare Wire Son está firmando uno de los discos más emotivos y sepulcrales de este año: Off Black.

Esta obra abraza un sonido neo-clásico y extremo, engendrado desde las vísceras pero también desde el corazón por más roto que se encuentre. El cantautor británico encontró en las librerías de Lóndres los diarios de soldados de la Primera Guerra Mundial, de sus madres también, y se basó en todo su dolor, el desconsuelo y la angustia que ahí encontró para crear la poesía más cruda y conmovedora; para crear un soundtrack de ruido melódico y musicalizar un funeral atemporal. Así de desgarradora es esta producción desglosada en 14 capítulos que te sumergen en un estado mental endeble, totalmente a merced de estas lentas ráfagas de viento y la electricidad:

Es una oda al suplicio; un homenaje a los caídos y a los perdidos. Es un disco tan oscuro y emotivo que pinta a ser peligroso para los melómanos más sentimentales; podrían despertar a la bestia interna de cada uno que escucha pero no para retarla ni combatirla, sino para mimarla y malcriarla. Bienvenidos a la introspectiva aventura que atormentará a algunas almas para inmediatamente después someterlas en un trance sombrío.