Después de algunos cambios en sus fechas de estreno en Netflix (nunca supimos realmente por qué, pero lo atribuimos a las complicaciones de la pandemia), en 2021 llegó a la plataforma de streaming el esperado documental biográfico de los Héroes del Silencio, dirigido por Alexis Morante (que ya ha trabajado con Búnbury anteriormente en otros filmes) y escrito por Nacho Blasco, llamado Héroes: Silencio y rock and roll.
Su lanzamiento con 94 minutos de duración coincidió con los primeros 25 años que se cumplen desde la desintegración de la banda zaragozana. Aquí se cuenta esta historia tan especial; de un camino con escalas inesperadas, complicaciones naturales para una agrupación emergente en plena década de los 80s, sueños truncados y aspiraciones en distintos rumbos. El caos y los excesos también son componentes fundamentales en el espectro. Y esto no es nada que no se haya abordado de diferentes maneras anteriormente, por ejemplo en libros como Héroes del Silencio: el sueño de un destino, el documental de Rarezas o el recién publicado libro de Antonio Cardiel (hermano de Joaquín): Héroes de Leyenda: la historia de una banda de rock mítica (2021).
Todos estos estudios previos, además del seguimiento de su leal base de fans españoles, alemanes y latinoamericanos principalmente (sus tres sectores de oyentes más importantes) a través de los años hacen que muchos datos curiosos y otros no tan curiosos sino más bien trascendentales ya fueran bien conocidos, por lo que muchas de las cosas que en este nuevo filme se cuentan quizá no fueron sorpresa, pero sí complementarias de manera importante y desde perspectivas tan fundamentales como las de sus propios protagonistas. Pero hubo otros relatos que sí parecen inéditos, e incluso hubo otros que generaron más dudas que certidumbres, y a continuación señalaremos algunas para seguir alimentando a este fenómeno llamado Héroes del Silencio, que significa para muchos uno de los mejores actos del rock de habla hispana de todos los tiempos:
Revelaciones
Antes de ser héroes.
No estamos asegurando que nadie conocía esto, pero seguramente son muchos los que no sabían que Búnbury participaba en un grupo llamado Proceso Entrópico que en los escenarios se vestían con unos tipo impermeables color aluminio y con máscaras cubriendo sus rostros; Juan Valdivia en uno de punk llamado Zumo de Vidrio que se vestían al estilo The Beatles; Joaquín Cardiel en al menos dos: Edición Fría y Tres de Ellos; mientras que Pedro Andreu hacía lo suyo en una banda llamada Los Modos, de acuerdo a Joaquín, aunque luego el mismo Andreu niega al menos haber participado con ese grupo en la denominada «ola zaragozana» de 1984, año en el que todos los demás participaron en sus respectivas alineaciones.
La verdadera razón del «cambio de sonido» del LP1 al LP2.
Por un tiempo en sus inicios se creía que cuando la banda debutó con el single «Héroe de Leyenda» y posteriormente con su primer LP, El Mar No Cesa no tenían muy claro que digamos el rubro musical que iban a abarcar, y por eso se orientaban más en el new wave y el post-punk que estaban en boga por aquellos días. Y algo habrá de cierto en eso, en mayor o menor medida (ya luego lo dice Valdivia: no tenían muy claro el rumbo); lo cierto es que el cambio de sonido drástico de aquél disco al siguiente, Senderos de Traición los paró por primera vez como una banda de rock en toda su expresión. Pero hoy sabemos, después del documental, que ese era el estilo que buscaron desde temprano en su carrera y, mejor aún, era el que ya mostraban en sus primeros conciertos.
La razón del giro entonces se debe a que no tenían mucho dinero al momento de concebir su primer LP, no tenían acceso a horarios estelares en el estudio ni a sesiones prolongadas, por lo que tenían que grabar en horas muertas, a las carreras y sin un proceso de producción y mezcla muy sofisticado que digamos. Todo esto terminó por notarse en el resultado final y no gustaba del todo a los héroes. Pero esto cambió con la llegada de Phil Manzanera (ex Roxy Music) que después de verlos en vivo les prometió que como su nuevo productor les haría sonar tal y como sonaban en sus directos.
La historia que casi no inicia por unas malditas trompetas.
Después de haber quedado segundos en dos competiciones de busca-talentos en su región, por fin les dieron bola en una casa editora con el maxi-single «Héroe de Leyenda» que tenía que vender más de 5,000 copias para garantizar un contrato discográfico (vendieron 30,000, por supuesto). Y cuando por fin lo logran y se les abren las puertas del éxito en Madrid, alguien en el equipo técnico del estudio pensó que sería buena idea incluir trompetas en sus canciones e hizo unos arreglos sin consentimiento de la banda. A la mañana siguiente, cuando los cuatro miembros escucharon aquello no solo no les agradó sino que lo sintieron como una ofensa, ante lo que un determinado Búnbury corrió a la dirección de la empresa y amenazó con irse de una vez a Zaragoza de vuelta y terminar con todo. Obviamente el estudio accedió y respetaron la instrumentación íntegra de la banda. Ahora solo nos queda la incógnita: ¿se imaginan haber escuchado El Mar No Cesa con trompetas?
La Sirena Varada sí se concibió bajo los efectos de las drogas.
«No es ningún mito, es una realidad», lo dijo Búnbury.
El contenido visual.
Sin duda este apartado debió ser una de las sorpresas más gratas del filme. Mirar esa cantidad de metrajes inéditos de entrevistas, testimonios, convivencia dentro y fuera de los escenarios así como esos momentos especiales en sus shows fue algo catártico para los fans, seguramente. Y qué decir de esas fotos viejas de sus inicios, de esos chavales que apenas dejaban atrás la adolescencia… algo que realmente se agradece. Estos archivos datan de 1984 a 1996 y posteriormente en 2007 (la gira de reencuentro).
Lo que no se dijo (pero sí sabemos)
Caminos solitarios de cada integrante.
Algo raro del documental fue que no abordó ni siquiera fugazmente los caminos que tomaron cada músico cuando se separaron para finales de los 90s. Todos conocemos -con buenos o malos ojos- la carrera experimental de Enrique como solista (que inició con su autoproducción Radical Sonora en el ’97) y del paso instrumental de Juan en el 2001 con Trigonometralla, pero quizá no del paso de Pedro por el grupo Puravida como vocalista en 1999 y con DAB en El Café del Mar en 2001, ni que Joaquín ayudó de una u otra forma a sus compañeros en sus proyectos y se clavó también en el mundo cibernético, mientras que Alan se metía a otra banda zaragozana llamada Bugosflow. Nada de eso tuvo cabida en el guion.
La enfermedad de Juan Valdivia.
Aunque sí dejan entrever que Valdivia comenzaba a tener problemas para tocar su guitarra en la recta final de la carrera del grupo, no queda muy claro a qué se debía. Pero muchos saben que fue a partir del ’95 que su mano izquierda no le respondía igual que la derecha, y cuando acudió con los médicos le diagnosticaron dispofonía focal, que ocurre cuando los músculos de las articulaciones dejan de moverse, algo así como dedos «engarrotados» lo cual le generaba mucho dolor. Él se sometió no solo a un largo y tedioso tratamiento sino también a distintas operaciones, lo que abonó entre otras cosas a la separación de la banda en aquél entonces.
Detrás de El Espíritu del Vino y Avalancha.
Poco se habló de los procesos creativos e inspiracionales del hard-rock en El Espíritu del Vino y del rock-grunge de Avalancha; dos álbumes no menores en su corta discografía, y para oídos de muchos los mejores producidos. Fue muy poco lo que se le dedicó a pesar de haber sido tan importantes y de contar con grandes canciones en ellos. Sí nos cuentan que para el espíritu se basaron en las enseñanzas de sus viajes a la India y Nepal, pero no se detuvieron a contarnos cómo estos motivaron verdaderas catarsis espirituales, filosóficas y líricas en los integrantes del grupo, así como un punto de partida para otras tantas cosas (todavía en Avalancha y en los primeros lanzamientos solitarios de Búnbury se nota la influencia). Quizá no estaba de más profundizar en eso.
Lo que nunca supimos.
¿Qué pasó con Alan Boguslavsky en la reunión de 2007?
Esto se sabe, digamos, extraoficialmente: Juan Valdivia puso de condición no tener a Alan en la alineación para ese tour del 2007, en cambio quería a su hermano Gonzalo para suplirlo (que fue el primerísimo guitarrista del grupo, mucho antes de los contratos discográficos). Si bien es cierto que queda más o menos expuesto en el documental que a Juan no le agradaba del todo Alan -e incluso menospreciaba su trabajo en la guitarra rítmica- la razón de su ausencia para esa gira no se explica. Es más, ni siquiera se menciona.
¿Por qué no se han reunido otra vez?
Fuera del documental, sabemos que tanto Juan como Pedro y Joaquín han estado en todo este tiempo abiertos a otra reunión, y que es Enrique el que pone el freno de mano para que esto no ocurra. Pero en el filme no se habla nada de eso. ¿Será a propósito? Las teorías optimistas sobre lo que pronto pudiera pasar ya dan vueltas en las redes, como bien deben suponer. ¿Será este estreno cinematográfico la antesala de «algo»? Crucemos dedos.
Las frases
«Nuestra pelea, por lo que luchábamos era porque no nos pusieran una batería amarilla, porque no nos pusieran bailarinas detrás (…) Nosotros queríamos dejar claro que nuestra posición estaba en la oscuridad y en el rock» – Búnbury hablando sobre sus primeras presentaciones en televisión.
«Hombre, yo no sé exactamente cómo es el grupo, tendría que oírlo con más calma pero desde luego que lo que hay ahí arriba es una estrella de rock» – Olvido y Loquillo al mirar a los héroes en vivo en un evento, cuenta Pito Cubillas.
«Héroes todavía no posee un estilo definido, eso será cuando tengamos editados seis o siete elepés» – Juan Valdivia en una entrevista, cuando ni por su cabeza pasaba la corta vida que tendría el grupo.
«Hablamos y oímos las palabras mágicas: Yo quiero haceros sonar como lo hacéis en directo» – Búnbury contando su primer encuentro con Phil Manzanera, sobre sus planes para producir Senderos de Traición.
«Es una cosa que nadie entendía. Yo creo que la discográfica no lo entendía. Pito no lo entendía y no sé si ellos (héroes) lo entendían. Pero ahí ocurrió algo mágico» – Diego Manrique, locutor de radio y periodista, sobre un concierto en Berlín, Alemania cuando la gente comenzó a corear Entre Dos Tierras sin saber el idioma español.
«Lo que Phil Manzanera hizo ahí fue algo espectacular. Grabó un disco donde había caos» – Búnbury sobre el proceso de grabación de El Espíritu del Vino.
«El rock and roll ya no se vuelve a hacer. Los Rolling están pasados de moda, AC/DC y todo eso. De eso ya nada. Gibson y Marshall son marcas del pasado y entonces de eso nada. Y yo dije: aquí alguien se está volviendo loco» – Valdivia describiendo el punto de ruptura de la banda tras las nuevas propuestas de Búnbury.
«En el único lugar donde los héroes se entienden al cien por cien es en un escenario tocando sus canciones» – Pedro Andreu sobre la gira de reunión.
«Ojalá siguiéramos aquí y tuviéramos 15 discos. Entonces sí que hubiéramos sido la historia de verdad» – Juan Valdivia
«Los 10 años que pasaron en barbecho crecieron aun más que cuando estaban reunidos. No es lo habitual en el mundo del rock» – Matías Uribe, escritor.
«El que algo llegue a su fin es emocionante. Cerrar un trabajo bien es mejor que alargarlo indefinidamente» – Enrique Búnbury
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