En los últimos años Imelda May ha optado por ir y venir en distintas vertientes de la música, pareciendo esto para algunos que no encuentra su lugar mientras que para otros más creen que es evidencia de su virtuosismo y flexibilidad. Tomemos por ejemplo su más reciente LP, 11 Past the Hour. Nuevamente voltea a los 60s para rescatar influencias de aquél pop, después de abundar en el rockabilly y el folk-rock de su antecesor (LIfe Love Flesh Blood en 2017).

 

 

 

Encontrando un eco más ecléctico, la cantautora irlandesa madura su voz y de entrada es lo que más debemos destacar de la producción. Se siente auténtica, con experiencia y además seductora en su propio estilo, sin pretensiones en el horizonte. Su alma habla y la música -un poco convencional- con atinada y refinada instrumentación acompaña las historias en las que la tristeza y la pena se asoman. Todo parece más humano, en todos los sentidos.

 

 

Para ser este su primera obra discográfica en cuatro años, Imelda lo hace bien. Se sienta concentrada en la label musical que está decidida a experimentar. Es su determinación a trascender una vez más en este rubro sin importarle sea en aparadores comerciales o no, aunque no sepa que quizá ahora esté llegando a una base más extensa de fans. Por eso se acercaron a colaborar Noel Gallagher, Ronnie Wood, Miles Kane y Gina Martin (entre otros). Sus huellas quedan no muy marcadas que digamos (en algunas rolas si no leemos los créditos ni nos damos cuenta que ahí están ellos), pero seguro aportaron cada uno su grano de arena para hacer de este disco uno muy bien calculado, sin duda. Imelda suena profesional y como una música, decíamos, bien metida en lo que hace.

 

 

 

 

 

 

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