Dinamarca no ha dejado de sorprendernos en los años recientes con tremendas bandas nuevas, esencialmente de la ola oscura, de resonancia post-punk y vena goth. TORCH es el ejemplo más reciente en nuestro radar. Es una tripleta que hace no mucho tiempo atrás debutó con su primera producción; un EP de cuatro sólidos y fríos tracks que parecen ser vocalizados por un fantasma afligido tras las sombras.
Ivik Rosing-Johnson (voz, guitarra), Benjamin Lind (sintetizador, voz) y Josefine Valler (bajo) crean un sonido dramático y sofocado. Sus canciones parecen devenir de una mente atormentada que busca respuestas desesperadamente, pero ya sin fuerza, sin visualizar ninguna luz al final del túnel. Son pequeños himnos sintéticos contra la esperanza pero que buscan el confort en ese lugar cerrado y oscuro donde se encuentran encerrados. Hay que descargarlo todo y por eso, de repente, algunos gritos parecen desgarrarse con gran sentimiento al lado de su delicada instrumentación.
Declaraciones atípicas de amor, disimulados deseos carnales detrás y la confrontación de los miedos al acercarse a la muerte son los tópicos líricos que no podían embonar mejor a su sonido. En sus rituales los abordan todos. TORCH podría estar firmando su nombre con sofisticadas letras de ceniza en el libro de nuevos relevos del darkwave para el inicio de este siglo XXI; habría que esperar por ese siguiente paso que los lleve a la materialización de una producción que recompense la calidad en la transmisión de emociones.
Un mixtape de 3 horas para conocer parte de la historia del Goth
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