Lunar Shadow es una de las cosas más interesantes y originales que le ha pasado a la nueva ola del metal en Europa. Y no, no son de ningún territorio del Reino Unido, por si pensaban que hablar de este género en el «otro lado del charco» nos remontaría a una de esas naciones. El quinteto es de Alemania.

¿Qué hace tan especial a esta banda? Que hacen que el metal no suene a metal y logran que cualquier otra cosa que intenten sí suene a metal. Esta paradoja solo se entiende dándole play a Wish to Leave, su espectacular nuevo álbum de larga duración: tan emotivo como teatral. Empecemos por las atmósferas, no comunes para el género: frías y dejando escuchar mucho horizonte detrás; tan atrás que parecemos remontarnos a los 80s. Luego, las voces lejanas (y unos estridentes coros aun más lejanos) suenan a nostalgia, mientras las guitarras se funden en solos chirriantes con inteligentes notas acompañan a las baterías que no se sienten pesadas pero sí muy sólidas y dinámicas. Hay un sentimiento no desgarrador pero sí de vulnerabilidad en cada secuencia; el corazón vibra de una manera distinta.

Si pudieran escudriñar cada elemento que componen estos seis complejos tracks van a encontrar algunas dosis -por más pequeñas que sean- del post-punk y del indie en el ADN que no deja de ser rocker por excelencia. Hay algo de glam también, a pesar de que los paisajes que dibujan con sus ondas sonoras son sombríos; y esto le da nuevos matices a lo dorado de aquella época del rock que Max, Sven, Jörn, Kay y Robert tratan de homenajear. Pocas veces el metal había sonado tan ligero y volátil; pocas veces el rock había sido tan fuerte emocionalmente hablando.

 

 

Escuchemos «Tonic Inmobility», el ardiente y convincente nuevo disco de Tomahawk