Iggy the Eskimo es uno de los nuevos relevos más interesantes y carismáticos de la música alternativa. Es por todo lo que envuelve a su estilo de difusión, desde luego, y por el sonido tan auténtico, versátil e irreverente que presenta.
Esto es lo que sabemos de él: su nombre real (o no artístico) es David Barbedillo. Es un cuate que trabaja en solitario, fan de Syd Barrett sin duda (por Evelyn, la original Iggy the Eskimo que posó en el disco del ex Pink Floyd, The Madcap Laughts); y acaba de lanzar su primer y estimulante disco de larga duración, GET STONED / MUTELESS CHILDREN, compuesto por nada más y nada menos que 21 tracks. Sí, leyeron bien: veintiuno. Lo más cabrón de todo es que no podemos pensar en uno solo que sobre, en uno que no creamos que va igualando o superando al anterior en cuanto a calidad y técnica. El LP es toda una demostración de ejecución rocker orgánica/lo-fi que genera un trip que comienza en el garage y termina en la rasposa psicodelia, de melodías poco ortodoxas y luego unas más románticas, de instrumentación inteligente y electricidad crepitante que incentiva los sentimientos lisérgicos.
David arriesga lo que quiere en cada track; es como si no le importara estropearlo todo en aras de saciar su sed creativa y su basta cosmovisión musical, y luego se tomara interludios acústicos para descansar en baladas románticamente sucias. Y ese equilibrio se agradece. Las mezclas van desde el indie rock-lo fi hasta algunos pocos guiños shoegazers y avant-garde. El blues también se medio asoma. Y él hace casi todo: batería, sampler, voces, guitarra, piano. Bueno, todo un estuche de monerías este chico, les decíamos.
Sin duda esta es una de las producciones que más les vamos a recomendar este año, directo a la contienda por el mejor debut. Es toda una experiencia, te volará la cabeza de la mejor manera. Dura tanto pero se pasa volando, y conforme avanzas en el largo tracklist en lugar de cansarte vas queriendo más y más. No hay tensiones, solo el placer de dejarte llevar y sorprender por una obra de música libre y audaz. Discazo, pues.
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