Qué recuerdo aquél de julio del 2015, en una edición más del Lattitude Festival en el Henham Park, Suffolk, Inglaterra, en la que participaron bandas de todo tipo y calibre como Manic Steet Preachers, Noel Gallagher, Warpaint, Savages y, desde luego, uno de los headliners principales: Portishead.
Lo que pocos sabían antes de su show es que los de Bristol se tenían una sorpresa muy bien guardada para algún punto clave de su set, que fue develada al momento de interpretar «The Rip», tema extraído de su aclamado disco Third (2008). Se trataba de nada más y nada menos que la participación de Thom Yorke de Radiohead, quien un contribuyó para otorgarle un gran momento a los fans, ya que la colaboración entre estos dos influyentes artistas británicos fue inesperada y muy emocionante.
Entonces ahí estaban, Beth Gibbons y Thom lado a lado -y también frente a frente-, mientras una pantalla enorme proyectaba a dos íconos generacionales ante el júbilo de miles de asistentes, entre los cuales seguramente algunos todavía no daban crédito de lo que ocurría.
La interpretación de la canción duró aproximadamente cinco minutos (prácticamente un minuto más que su versión de estudio). Al terminar, ante la ovación del público y bajo el reflejo de una luz rojiza entre la oscuridad el propio Thom se aplaudió a sí mismo y a la banda, para luego retirarse tímidamente por un costado del escenario.
Sin duda, esta fue una colaboración que hizo del Lattitude uno de los festivales que estuvo en boca de todo mundo, marcando para los fans un momento legendario y para los asistentes un recuerdo imborrable. Y después de esto entendimos que el reclutamiento de Yorke no fue casualidad ni un guiño inesperado entre músicos británicos cuyas escenas musicales están bien correlacionadas, ya que a pesar de ser un poco huraño, el vocalista de Radiohead conserva una buena amistad con Gibbons y compañía; tan es así, que tan solo un año después, en 2016 él regresaría el favor al incluir en su gira solista a Clive Deamer como músico invitado. Igual de fantástico, claro, pero nunca como aquella primera y mágica vez:
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