Érase una vez un joven Tim Booth en medio de una de las situaciones más angustiantes y delicadas en la que nadie quisiera estar. Ahí, casual, en una casa conviviendo con uno de sus amigos que, de repente, se sube a la azotea y amenaza con aventarse para quitarse la vida…

Cuando James lanzó el single Tomorrow en abril de 1997, algo en él flechó a sus fans a primera escucha. Pudieron ser muchas cosas, desde esas estridentes cuerdas electroacústicas que abren la oda, sus notas melosas en sí, o quizás una letra que penetraba sentidos y brindaba esperanza mientras la bataca parecía correr a mil por hora para ver la vida pasar rápidamente. O quizás era todo junto. Pero un aliciente especial llegó al poco tiempo de su estreno, por parte de Booth confesando que su fuente de inspiración había sido esa experiencia personal que tuvo que ver con el intento de suicidio de alguien cercano a él.

 

“La escribí inspirado en aquél día que intentaba convencer a un hombre que bajara del techo. Ocurrió en Nueva York…”

 

Con el tiempo, esta explicación ya no solo surgía en entrevistas sino también se contaba brevemente frente a miles de espectadores en sus conciertos (hasta la fecha, de vez en cuando). Por eso su interpretación en vivo -precedida de este prólogo- agita corazones y remueve fibras entre gritos y «pieles de gallina», y entonces sus versos cobran muchísimo más sentido con este importante dato.

 

I see you falling, how long to go before you hit the ground.

 

You keep on screaming, don’t you see me here? Am I a ghost to you?

 

Pero hay otro factor que aportó de manera considerable al poco tiempo de que la canción fuera compuesta y se empezara a gestar como single. Hablamos del último toque de pulcritud necesario para trascender; y es que todo ese cúmulo de emociones y elementos técnicos del tema fue amalgamado en la visión de un genio en la producción llamado Brian Eno (con quien la banda ya había trabajado anteriormente) que, haciéndose cargo del álbum Whiplash (’97) logró proyectar a nivel de palpitación la naturaleza y esencia de Tomorrow en su versión de estudio. Y por eso fue un hit pero más importante aún: un tesoro para la fanaticada.

Y aunque parece que Booth se llevará a la tumba la identidad de aquél amigo con intenciones suicidas (tampoco es necesario saberlo), con el paso de los años, decíamos, se va haciendo una costumbre contar la anécdota por aquí y por allá. Incluso hay otras ocasiones en las que se aprovecha la historia para generar analogías con situaciones pertinentes en el mundo, como fue el caso del famoso Brexit, referenciado en su presentación en el Glastonbury 2016, con el guitarro Saul Davies hablando sobre el sentimiento de perdurar y no darnos la espalda entre nosotros, de la siguiente manera:

 

“Esto va dedicado a la brillante y hermosa gente en este país que votó por la permanencia. Sentimos una increíble tristeza por encontrarnos aquí, honrados de estar frente a ustedes, pero unidos en un gran sentimiento de angustia por el hecho de que nuestro país le dio la espalda a la gente. ¡Que se jodan!”

 

Emoción, adrenalina, velocidad, heroísmo y determinación. James quiso dar un salto triunfal en un santiamén de clarividencia compositiva, metafóricamente hablando, tratando de impedir (por cierto no sabemos si lo logró o no) un salto fatalista hacia la expiración de la vida, literalmente hablando. En una dualidad así de compleja y con el riesgo de estropearlo todo al transmitir la idea errónea, fue el señor Eno quien llegó al rescate para purificar con sus máquinas este sentimiento hecho canción.