Hace unos días, con Futurística Records vio la luz oficialmente Primigenio, el primer disco de larga duración de PHI, un lúgubre y refinado proyecto jalisciense que hemos estado siguiendo de cerca en el último par de años. Es el proyecto en solitario de Luis Felipe Villalobos Arana (aunque en el estudio y en directos se acompaña de más músicos) quien explica esta obra como una composición de frecuencias que se han estructurado a partir de profundas experiencias sobre la vida y la muerte.
El neo-folk clásico a lo largo de estos siete tracks acompaña a Luis en una senda de penumbra e introspección. Él canta algunas letras en español y otras en «phiniano», lenguaje sin significado real pero creado como comunicación universal a través de una estructura que se repite una y otra vez, acompañándose de su fría y elegante instrumentación («Baba Nam Kevalam» es la mejor manifestación de ello: como un rito tribal en el viejo oeste). Y refiriéndonos aun más específicamente a su sonido y emotividad, este es un álbum que agradará a todo aquél melómano que busca en la soledad las reflexiones ideales para alcanzar la iluminación después de la sabiduría de la noche. Perfecto para contemplar el descanso de los cuervos o la puesta de la luna sobre un bosque frondoso.
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