Karolina Komstedt y Johan Angergård tienen en Club 8 una de las bandas suecas más constantes de los últimos tiempos en el mundo del pop. Claro, se dan sus recesos considerables entre un álbum y otros pero jamás han claudicado como agrupación desde que se formaron por allá a mitad de los 90s. Y mírenlos ahora, en pleno 2018 con una nueva producción discográfica, Golden Island.
En estas nuevas canciones hay algo que cautiva de manera extraña. Es como esa especie de explosión o, digámoslo mejor, una bomba de emociones que parece anunciarse todo el tiempo pero nunca llega. E irónicamente se siente bien. Eso es lo que hace el pop de esta banda tan especial desde hace mucho, sobre todo en sus dulces baladas. Pero aquí juegan con eso casi todo el tiempo. Y a pesar de ya ser viejos lobos de mar, se siguen siendo frescos, modernos, con un sonido a la vanguardia sin llegar a lo pretencioso.
Ciertamente este no es el mejor disco como introducción a Club 8. Pero dudamos que muchos de los que leen esta nota apenas los estén descubriendo. Así que lo sabrán apreciar como un experimento más maduro y mesurado por parte de Johan y Karolina, esta segunda con la misma mística y sensualidad en su voz de siempre, dicho sea de paso.
https://www.youtube.com/watch?v=C4R_PX1CI0c
Y entre la electrónica minimalista y un poco de trip-hop económico la búsqueda de spots de fantasía en la mente del escucha se va formando un aura especial que te acompaña en todo el viaje. No es lo más experimental ni original que has escuchado, pero tampoco encontrarás una experiencia similar en una banda de este tipo. Ellos pueden variar un poco sus matices pero su propuesta sigue siendo única.
https://www.youtube.com/watch?v=ga6A5jb4YMA
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