¿Se acuerdan de Nothing? Una (más que) decente banda de shoegaze con corta trayectoria pero un horizonte promisorio aunque incierto, ya que sus miembros con Domenic Palermo al frente han fundado otro proyecto llamado Death of Lovers. Y si con su antigua banda remembraban a los 90s, con esta nueva se pierden totalmente en los 80s.
La apuesta va por el synthpop, post-punk de luces bajas. Es raro si piensan que gran parte de este material que ahora presentan fue compuesto durante los tiempos libres que tenían en sus compromisos con Nothing el año pasado. Pero tiene sentido si lo vemos como un escape de la monotonía musical. Y vaya que les llevó a un lugar agradable. Su primer larga duración, The Acrobat introduce en la memoria ocho digeribles y sencillas canciones de un pop tan gris como vintage, emparentado con nombres como New Order, Boy George y The Cure. Interesante, ¿no lo creen?
Las influencias goth son lo que le dan a este álbum y sus tracks destacados ese timbre clásico y de elegancia, sin caer en lo más profundo de las sombras, más bien buscando compañía en las pistas de baile entre danzantes con mohicanas azules y botas largas de plataforma. Es un viaje a una década de minimalismo en las percusiones, de cantos tras el humo y la excentricidad ojival en su moda de vestimenta. Vayamos.
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