Si hay algo que siempre -en su corta trayectoria, pues- ha caracterizado a los Beach Fossils es que no importa la cantidad de instrumentos que utilicen o qué tanto mejoren sus procesos de producción, ellos siempre suenan como una banda de habitación. Y eso es algo bueno, desde luego. Y deliberado.
En Somersault, su nueva producción, sin duda se enfocaron mucho en el matiz sonoro de cada una de sus canciones pero hay algo en el aire que te regresa a esas cuatro paredes y encima de la cama. Pueden ir por las sendas del jangle, dreampop, indie rock o pop lo-fi, pero siempre juvenil, fresco y hasta cierto punto inocente.
Muchos consideran que este es el álbum mejor logrado de la banda neoyorquina. Quién sabe. Se siente ciertamente como un paso al frente pero no demasiado rápido. Van, por el contrario, cuidando no dejar trozos de dignidad en el camino al traicionar su sonido, pero con la mirada al frente y aceptando nuevas adiciones a su gama instrumental.
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