Sabemos que a muchos fans longevos de Les Discrets les ha desconcertado un tanto la disminución de decibeles en su regreso a escena después de un par de años de silencio total. Es así porque el proyecto liderado por Fursy Teyssier ha sido uno de los iconos más importantes de la nueva ola blackgaze, y por tanto su base de fans más leal radica en los rubros del metal y sus derivados.
Pero con Prédateurs, su nuevo disco de estudio ese género ha quedado a un lado (al menos para este trabajo). Y ha dado un giro similar a lo que su colega Neige de Alcest hizo en Shelter (2014), meciéndose más en el post-rock cristalino y mesurado. Aunque si bien es cierto que ese sonido es palpable por momentos en estas nuevas canciones, Teyssier va más por el shoegaze y el space rock de climas inhóspitos y misteriosos, desconocidos al menos para sus antecedentes más terrenales. Y por eso es una aventura inesperada y ambiciosa.
A lo largo de estos 10 tracks la banda pretende estimular su espiritualidad desde perspectivas más oscuras y nigromantes. Van cobijados en un manto de misticismo y cierta energía religiosa, por así decirlo. Por momentos suenan tétricos y en otros más reflexivos; y al final se desenvuelven en un equilibrio emocional adecuado a su nueva misión sonora. Además, fusionan en buena parte de la obra la experimentación electrónica (una faceta que tampoco les conocíamos) con el uso de cuerdas electro acústicas; lo que naturalmente los lleva a un peldaño distinto en su propuesta que se traduce definitivamente como un paso hacia adelante, no hacia atrás.
Y aunque parece que algunos de sus fans no les perdonarán este cambio importante en su propuesta musical, habrá otros (los más, seguramente) que sabrán valorar la nueva búsqueda que los franceses han emprendido en una etapa más madura en sus carreras, exhibiendo quizás una nueva identidad. Y para los nuevos oyentes, seguro caerán cautivados ante las capas gélidas de sus atmósferas que entre riffs eléctricos delicados iluminan algunos espíritus digitales entre la niebla.
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