Siete años son suficientes para pasar por varios periodos importantes en un proceso de receso y ceación. Es decir, puedes dedicarte a tus proyectos alternos (como en los casos de Damon Albarn y Jamie Hewlett), descansar de ellos, tomarte unas vacaciones, experimentar y crear cosas en tu mente y luego regresar para fusionarlas. Y cuando tienes algo concreto, aún queda tiempo para darle forma con calma.
Así parece que Gorillaz se la llevó en estos años. Tanto así que se dieron el lujo de planear una colaboración distinta para casi todas sus nuevas canciones. ¿Se imaginan? Estamos hablando de nombres como Noel Gallagher, Jehnny Beth de Savages, Kali Uchis, De La Soul, Popcaan, Carly Simon y muchos más. Pero Humanz no se siente por esto como un rompecabezas disperso e imposible de unir. De alguna forma Albarn y Hewlett tejieron un hilo que mantiene unidos a todos los tracks y a todos sus compañeros provisionales en la misma sintonía.
Esto desde luego tiene una explicación aún más lógica o sencilla. Y es que el grupo virtual acá no se arriesgó tanto como en otras ocasiones y eso no permite que las cosas se salgan de control en ningún momento. De repente ya no es un grupo que innova o inventa, sino uno que perfecciona y revista su fórmula electrónica. Por lo mismo este es un disco digerible, que agrada a primera escucha. Es pegajoso incluso. Se queda ahí en la memoria colectiva fácilmente. Y si agregas que traen todo el hype y que cada vez que vuelven a escena el mundo se vuelve loco por ellos, tienen un punto muy importante a su favor.
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