Como ya lo saben, para su nuevo disco de estudio Depeche Mode se asoció con el reputado productor James Ford (Arctic Monkeys, Faols, Florence and the Machine, entre otros), creador de movimientos tanto eléctricos como electrónicos interesantes en la última década y lo que va de esta. La banda inglesa buscó así, quizás no de manera desesperada pero sí ocupados, en rejuvenecerse por completo. Y no pudieron buscar a alguien mejor para este propósito. Por ahí también se supo que un señor llamado Kurt Uenala (músico de Harvard) fue el programador en el proceso y su trabajo simplemente es sobresaliente, dándoles mucha fuerza.
Por eso Spirit, compuesto por 12 pistas (más remixes incluidos en su versión de lujo) da un paso al frente de sus más recientes obras discográficas y muchos fans hoy con razón lo empiezan a catalogar como su mejor trabajo en los últimos años. Líricamente traen buena carga política, que es precisamente lo que le da más cohesión al LP que cualquier otra característica, además de un propósito a la banda para trascender. Algunos creerán que es una actitud que no va con ellos, pero nunca es tarde para crear nuevas percepciones.
Por otro lado, su sonido por siempre metálico los lleva a menos momentos desafortunados que nunca antes en su etapa moderna, y ahora en cambio llegan a alcanzar puntos altos de inspiración frecuentemente. Estos quizás se traducen en sus tracks más serenos y oscuros como baladas reflexivas (guiños a «The Worst Crime» y «Cover Me», de lo mejor).
Estamos, pues, frente a uno de los trabajos menos comerciales de los últimos Depeche Mode, mucho más inteligente y complejo instrumental y electrónicamente hablando (¿les gusta el término dark post-dubstep?). Una movida valiente de un grupo longevo que ahora se siente más vivo que nunca, con mucha luz por dentro y con la que es capaz de iluminar esos cuartos sombríos que habita. Y para ello requirieron rodearse, con mucha astucia y humildad, de grandes nombres en la industria que les echaran la mano en esta nueva travesía.
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