10. «Somebody Else» de The 1975

LP, I Like It When You Sleep, for You Are So Beautiful yet So Unaware of It

The 1975 es una banda joven del viejo Mánchester orientada al synthpop que ha escarbado hondo en lo que se hacía hace algunas décadas para complementar su sonido. Matt Healy y compañía no tienen reparo alguno en recurrir a todo aquello que crean les puede funcionar, desde guiños a Duran Duran, David Bowie o INXS, hasta actos de vanguardia como Bon Iver o M83. A pesar de esto el departamento de las letras no es su fuerte; sin embargo “Somebody Else” rompe un poco con ese derroche de banalidad adolescente y planta los pies en la tierra al poner letras a esa sensación alienante cuando una relación se nos está yendo de las manos. Musicalmente bien podría ser un sencillo compuesto por M83; elegantes matices pop sintetizados y una voz por momentos sutil expresando esa disyuntiva emocional a la que nos suelen someter los celos. En definitiva un tema que se llevaría de maravilla con “Mr. Brightside”.

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9. «Below» de White Lung

LP, Paradise

A veces la forma más sencilla para intentar describir cómo suena algo es empleando el gastado método de comparación, así que me permitiré usarlo a continuación. “Below” seria el resultado de un encuentro casual y furtivo entre White Lies, Stevie Nicks y Hole (cuando eran cool). La banda de punk rock canadiense White Lung expande sus horizontes en este catártico tema que logra una poderosa fusión de indie rock y pop de tintes góticos en donde Mish Way-Barber, su vocalista, deja muy en claro su postura anti-glamour, bajo la premisa de que “la belleza es transitoria y es ahí donde radica su valor”, una interesante jugada que les ha dejado muy buenos dividendos. PD: No estaría de más si alguien les hace llegar el mensaje a las  #1 en Billboard, ahí les hablan Taylor y Beyonce.

 

8. «On The Level» de Leonard Cohen

LP, You Want It Darker

Este hombre, estimado lector, bien puede ser el portavoz de la sabiduría hecha canción dando su cátedra final; incluso me atrevo a decir que es el equivalente musical de lo que Morgan Freeman representa para el cine, ya que por más burda que suene la comparación, pocos artistas han sabido hermanar lo sublime con lo profano en una suerte de yin yang literario, de la forma en la que lo hizo Leonard Cohen. Pero si hablamos de su último disco, creo que ningún otro tema representa mejor ese discurso dicotómico que “On The Level”. Una emotiva rendición góspel casi relatada con su agrietada voz de crooner (léase Johnny Cash), acompañada de una joya de letra que reza «deberían darle una mellada a mi corazón por haberte dejado ir, cuando le di la espalda al diablo, le di la espalda al ángel también» y esto es solo una ínfima muestra de su talento. Considero que si hubo algún otro escritor entre los posibles candidatos para el premio nobel de literatura que le otorgaron a Bob Dylan, fue sin lugar a dudas el maestro Cohen.

 

7. «In Bloom» (cover Nirvana) de Sturgill Simpson

LP, A Sailor’s Guide to Earth

El alt-country es un género al que me gusta recurrir de vez en vez, cuando lo único que se quiere es regresar a lo básico: canciones bien interpretadas en instrumentos poco convencionales y letras que casi siempre son vívidos relatos de lo cotidiano. Y esta vez no fue la excepción, ya que pude dar con uno de los mejores álbumes y canciones del año. Sturgill Simpson lanzó un álbum conceptual de música country pensado en ser una guía de vida para su hijo pequeño, mismo que contiene un impecable homenaje a quien fue también una influencia para él en su adolescencia, Kurt Cobain y su canción “In Bloom”. Suele ser una hazaña lograr que un clásico reinterpretado genere el mismo o mayor impacto que la canción original, pero aquí Simpson le otorga un nuevo matiz a este himno de los outsiders, uno cargado de sensibilidad y brillante musicalidad que une el sonido de Nashville y los metales de New Orleans en una oda a la inocencia perdida, para aquellos que recién comienzan a ver el mundo con otros ojos.

 

6. «Drunk Drivers/Killer Whales» de Car Seat Headrest

LP, Teens of Denial

Si creíamos que Thom Yorke era el único cantante en dar a conocer su fobia a los automóviles y  hacerle canciones, ya no más, ahora tiene un nuevo compañero de aflicciones llamado Will Toledo, solo que él incluye el factor alcohol para hacer aun más letal este medio de transporte. Este joven y prolífico músico radicado en Seattle logra relatar con lujo de detalle una deprimente escena de lo que pasa justo después de terminar la fiesta devastado y entonces es hora de volver a la realidad. Esa mezcla de melancolía e incertidumbre es de lo que está hecho “Drunk Drivers/Killer Whales”, que dicho sea de paso, revive el sonido lo-fi de bandas entrañables como Pavement o Built to Spill. Pero como el mismo Toledo canta efusivo en ese pegadizo coro «no siempre tiene que ser así» dejando entrever un resquicio de esperanza, sabiendo que nunca es tarde para cambiar de opinión, dejar el carro atrás y simplemente caminar de regreso a casa.

 

5. «Skeleton Tree» de Nick Cave & The Bad Seeds

LP, Skeleton Tree

Si hay una faceta en particular que admiro de Nick Cave es la de intérprete, sus cualidades son innegables a lo largo de su discografía pero es en momentos como el tema “Skeleton Tree” que uno puede apreciar la fragilidad y agonía por las que puede estar atravesando un ser humano. Esta canción, además de darle título a su álbum número 16 junto a The Bad Seeds, imprime la emotividad y dramatismo necesarios para cerrar un disco que conlleva una pesada carga emocional, quizá la más difícil de sobrellevar es haber tenido que lidiar con la muerte de uno de sus hijos apenas el año pasado. Es entonces que el mejor escaparate para los desoladores versos de Cave son una instrumentación prístina, casi fría y atmosférica que por momentos me recuerda al Sigur Rós más minimalista. Después de escuchar este track algo me quedo claro: si tuviera que nombrar un solo artista capaz de exorcizar sus fantasmas a través de su música, ese artista seria por mucho Nick Cave.

 

4. «Why Did You Separate Me from the Earth» de Anohni

LP, Hopelessness

Sin duda una de las artistas más singulares y sobresalientes de los últimos años es la cantante y compositora antes conocida como Antony, y que ahora, para su más reciente producción, se hace llamar Anohni. Cambios estéticos y estilísticos han ocurrido en la persona y la música de la inglesa desde su último disco como Antony and the Johnsons hace seis años, mismos que han dado paso al nuevo seudónimo que, como era de esperarse, ha consumado su constante búsqueda y reinvención musical, pero esta vez, acompañada también de una fuerte conciencia social y una evidente consternación frente a problemas tales como el calentamiento global o la deshumanización producto de la tecnología. Un claro ejemplo de ello es la canción “Why Did You Separate Me from the Earth”, que mediante sonidos tribales de sintetizador y beats electrónicos, genera la atmosfera ideal para la teatral  y sobrecogedora voz de Anohni, que sirve igual de plegaria que de lamento hacia aquello que la alejo de ese estado de unidad con la tierra, solo para venir a ser juez y parte de lo que ella misma reprueba.

 

3. «Decks Dark» de Radiohead

LP, A Moon Shaped Pool

A algunos afortunados les tocó vivir en todo su esplendor el surgimiento de leyendas como The Beatles o Pink Floyd; quizás hoy deberíamos sentirnos de la misma manera al estar viviendo en la era Radiohead, tótem sagrado para muchos, sobrevalorados para otros, pero si algo es seguro es que aun son el mejor referente cuando de hablar de música universal, anti-sistema y vanguardista se trata. Los originarios de Oxford han ya experimentado con diversos géneros y sonidos tanto propios como ajenos al rock, pero nunca habían sonado tan cercanos al trip-hop como ahora en “Decks Dark”. Un tema oscuro, como su titulo lo sugiere, con una letra algo esquiva que utiliza ovnis a manera de metáfora para referirse también a una figura femenina en frases como «cuándo habías tenido suficiente de mi querida» en posible alusión al reciente rompimiento de Thom con su pareja. La primera vez que la escuché no pude evitar pensar que así habría sonado “Teardrop”de Massive Attack si en lugar de Elizabeth Fraser hubiera cantado Thom Yorke, en parte tal vez por la intervención de Clive Deamer, baterista de Portishead, pero, comparaciones aparte, este track es solo otro más de los temas que brillan con luz propia en ese vasto cosmos llamado Radiohead.

 

2. «8 (Circle)» de Bon Iver

LP, 22, A Million

A estas alturas no creo que haya nadie que aun dude del talento de este músico americano, quien dio un salto abismal al pasar de la austeridad del folk en su álbum debut a un intrincado y expansivo sonido que se ha nutrido lo mismo del hip hop con rebuscados beats, sampleos y un magistral uso del vocoder popularizado por Kanye West, que del jazz con alucinantes armonías de instrumentos de viento como el saxofón sin dejar de lado su instrumento principal: la guitarra. Si me preguntan, sí, todo eso está presente en «8 (circle)», una inverosímil balada con una críptica letra digna de un debate filosófico por sus elaboradas insinuaciones a temas religiosos y la numerología. Algo curioso es que, por alguna razón encuentro un aire retro en la melodía del sintetizador, del tipo de Christopher Cross en “Sailing”, pero tal vez esta es una de las principales cualidades de Bon Iver: el haber logrado colisionar épocas y géneros musicales diferentes en un impredecible big-bang que está teniendo lugar en la mente de este arquetipo moderno de experimentación sonora.

 

1. «I Can’t Give Everything Away» de David Bowie

LP, Blackstar

Mucho se ha especulado sobre la obra póstuma de uno de los genios musicales más versátiles y camaleónicos en la historia de la música moderna, y quien falleció poco tiempo después de que esta fuera publicada. En donde muchos veían el inicio de un nuevo capítulo en su larga trayectoria, ahora vemos la culminación de una brillante carrera en donde la única constante fue el cambio. Por estas razones es que este tema con el que cierra el disco, adquiere esa connotación esotérica, que a su vez se presta para tratar de encontrar pistas que hablen de un Bowie en pleno conocimiento de su condición o de que este sería su último álbum. Este es, probablemente, el tema más simple en cuanto a letra se refiere, pero aun así mantiene su enigmática figura intacta mientras parece que David va dejándose ir hacia lo incierto con cada frase que canta con su inconfundible vibrato. Un ritmo funk rock, dinámicos bajeos y elegantes arreglos de cuerdas cimentan el camino para un bohemio solo de sax, finalmente un vertiginoso solo de guitarra acompañan en su último viaje al hombre que vino de las estrellas, tan solo para, llegado el día, volver a donde pertenece, pero no sin antes dejarnos este esplendido testamento sonoro atemporal.

 

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