Por alguna razón que aún no comprendemos, el lanzamiento y la difusión previa de Kodama de Alcest no obtuvo los mismos reflectores que su antecesor, Shelter (2014). Pero sí estamos seguros que no fue por falta de calidad.
¿Recuerdan su disco anterior? Sorprendió a propios extraños con su giro sonoro, pues aunque en sus primeras entregas Neige daba constantemente guiños al post-rock dentro de su blackgaze, en esa ocasión decidió deshacerse del ruido sólido de esas paredes invisibles que soportaban sus desgarradores cantos. La incógnita inmediata fue ¿seguiría por el mismo camino en su siguiente entrega discográfica? Hoy podemos decir que sí… pero no.
No vamos a hacerles el cuento tan largo. La realidad es que en Kodama no regresó del todo a su sonido original, pero tampoco siguió con lo que más recientemente había experimentado. Mejor aún, buscó un punto medio entre ambos polos y ahí se quedó. Entonces tenemos explosividad, ruido (muy buen ruido), furia y vitalidad, pero también inteligencia en acordes y refinadas composiciones con melodías agradables ante todo. En otras palabras, pareciera que jala la cuerda un poco de un lado y luego del otro; jugar así con este tipo de géneros musicales no es tan sencillo, pero el resultado es afortunado en este caso. Bien hecho, Neige. Bien hecho.
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