Cómo les explico. Al momento de escribir esta nota, Jeremy Flower, la banda formada por Carla Kihlstedt y Matthias Bossi tiene 73 seguidores en su página de Facebook. Este sería el sueño húmedo del típico poser en la música que le encanta presumir que conoció a la excelente banda que todos aman muchísimo antes que los demás. Pero fuera de presunciones y hablando más en serio, esto nos da una idea del verdadero tesoro/secreto que tenemos aquí. Sin exageraciones. Es un diamante en bruto que no sé con precisión si grita por ser reconocido mundialmente, pues quizás este relativo anonimato y su independencia es lo que alimenta su espíritu y forma su concepto. Como sea, tenemos que hablar de su música ya.

¿Han soñado despiertos con Ólafur Arnalds? ¿Han escuchado con cuidado cada tono en el sonido alternativo de PJ Harvey? ¿Han cerrado sus ojos y flotado en las atmósferas de Pacifiv UV? Más recientemente, ¿han sentido cómo el viento acaricia sus cabellos con Valsaland? Bueno, les tenemos sublimes noticias: no tienen que cambiar de disco ni hacer una lista de reproducción con todos esos nombres fusionados. En The Real Me experimentaran todas estas sensaciones y disfrutarán de cada ejercicio en su escucha. Este es un LP debut compuesto por 14 tracks que roban el aliento, motivan suspiros, sacuden los corazones y levantan la frente. El estilo musical es el sello distintivo desde que exhibe una fusión bien compleja con una instrumentación de viento y eléctrica en ciertos puntos: violines, clarinetes, flautas, saxofones, cellos, trombones, pianos, bajos, guitarras sólidas y voces femeninas y andróginas son la fórmula.

Canciones para los cansados y también para los ávidos de aventuras; para los frustrados y los de mente serena. Jeremy Flower busca en todo momento la interacción emocional con sus escuchas y propone estados de ánimo y mentales para el mejor entendimiento de su arte. Es experimental y es orgánico, como crudo y dulce. Es tan artificial como humano. Cobra vida a partir de lo inerte. Es además el futuro luchando con el pasado, distorsionando el presente. Es una joya, caray… muy rara y adictiva.

 

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