La idea de las grabaciones en casa cada vez tiene más sentido en la época moderna con los avances tecnológicos. Aunque irónicamente muchos artistas que se basan en ella pretenden lograr un sonido si bien posible por algunos trucos electrónicos (o programados al menos) también tienen como meta nunca alejarse del sonido orgánico y «sucio» (por decirle así). Uno de los géneros que más facilitan esta meta es el dreampop o el jangle pop, como el de Hibou.

 

Este es el proyecto en solitario del joven norteamericano Peter Michel, que confiesa que su primer larga duración sin título fue grabado en la casa de sus padres (y publicado el pasado mes de septiembre). El resultado es una colección de 12 tracks dinámicos y de guitarras casi congeladas que resaltan en la resonancia lo-fi de sus demás componentes. Es una obvia evocación a los contemporáneos Beach Fossils, Real Estate o Wild Nothing, con música quizás un poco más divertida y que despierta las ganas de agarrar la tabla de surf y lanzarse a la playa, sepas o no sepas surfear.

Agreguen Hibou a esa lista selecta del pop noventero que revive en el nuevo milenio; de esa apuesta por las delgadas pero estridentes líneas de guitarra que abren paso a todo (o lo poco) que pueda venir detrás de ellas. Es música sencilla, optimista y nostálgica.

 

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