10. «True Believers» de The Casket Girls
Segundo año consecutivo en el que una canción de The Casket Girls se mete entre mis 10 preferidas. En esta ocasión es «True Believers» como un bello vals a delicado piano y celestiales voces por las hermanas Greene que se escapan del aquí y el ahora por poquito más de tres minutos. Es una sencilla pero ensoñadora pieza que sabe a certidumbre y fortaleza en las dosis necesarias para anestesiar las heridas. Es como un alivio. Súper bonita.
9. «Wishawaytoday» de Presents for Sally
LP Colours & Changes
Por culpa de Presents for Sally y este tema en especial no puedo sacar de mi mente imágenes y recuerdos alusivos a Ride, Creation Records y «los otros noventas» cada vez que la escucho. Por otro lado, debo reconocer que aunque estos ingleses son respetuosos del ayer glorioso del shoegazing y tienen bien identificadas sus fuentes de inspiración, logran capturar un clima igual de nostálgico como fresco que los aleja de cualquier posibilidad de ser un simple remake, por el contrario marcan su propio estilo. Caray, si tan solo todo el pop sonara así…
8. «Cold» de Astrobrite
El ruido más romántico capaz de rasparte los tímpanos y hacer sangrar tus oídos. En esta pieza Scott Cortez retomó un poco de la esencia etérea de Lovesliescrushing (su proyecto paralelo) y le metió la suciedad típica de Astrobrite; de esta manera encontró el punto exacto para engendrar un caos celestial, muy bien conducido. Advertencia: si no estás dispuesto a subirle todo el volumen a las bocinas de tu reproductor, ni siquiera pienses en darle play.
7. «Stop Suffering» de Tropic of Cancer
La cadencia estática-estética de Tropic of Cancer: sublime, sutil e hipnótica. Esto es minimaliso glacial que te lleva al surrealismo de los sueños y te sugestiona para no salir ni pensar, sino solo sentir el frío ártico y la paz emocional. Una gélida perlita sonora.
6. «Maw» de Chelsea Wolfe
Chelsea Wolfe es una de las mejores cosas que le han pasado a la música en este milenio. Su sentido de armonía melódica es impresionante, bellísimo, y cada vez que adorna una composición con sus armaduras eléctricas en estos escenarios góticos, una lágrima negra se derrama en el rostro de alguno de sus fans perdidos en el mundo. «Maw» lo tiene todo, absolutamente todo para enamorar a primera escucha; ahora agreguen una letra inteligente de crítica social elitista, a esos estratos donde las cosas se vuelven puercas y corruptas. Y ahí lo tienen: cadencia riquísima + lírica inteligente… y oscura.
5. «Timmerdalen» de This is Head
La cosmovisión psicodélica más elegante y caleidoscópica del año nos la compartieron estos suecos que le dieron un nuevo nivel cósmico a su música. Este es el ejemplo más refinado: casi siete minutos instrumentales de buena magia para bailar la vida y celebrar las luces, fascinarse por el hechizo e iniciar un optimista viaje por cielos tecnicolores. Gracias, This is Head.
4. «Rugen Las Flores» de McEnroe
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McEnroe se han empeñado en hacer de la utopía del romance perfecto una realidad. Y es en esta misión que se encuentran con sofisticadas trivialidades de la vida que los inspira a crear verdaderos poemas hechos canciones, como «Rugen Las Flores», su mejor declaración de amor desde «Los Valientes» del 2009. Construida a partir de frases maestras y una fragilidad interpretativa envidiable, la cereza del pastel la pone ese soberbio juego de guitarras que las lleva a hablar entre sus cuerdas, a decir todo lo que la voz de Ricardo Lezón pudo haber olvidado. Temazo.
3. «Come Back» de Moon King
Elegí este tema no por lo que es sino por lo que pudo llegar a ser. En ese sentido, para mí «Come Back» es puritito masoquismo pues lamento cada vez que, después de su sublime y luminosa levitación y las hermosas melodías, muy pronto la luz se apaga y el viaje estelar termina, dejándote ahí pensando en lo lejos que ya estabas dispuesto a llegar. No dejo de imaginarme un desenlace mucho más glorioso, casi épico, pues las bases ya están ahí y la conducción ascendente está muy bien lograda. Pero quizás ése es el verdadero encanto del track: su capacidad de dejarte con esa maldita sensación casi adictiva de querer más y más. Es como la mejor canción del año que nunca alcanzó a serlo. Es como la tragedia musical más linda del 2015.
2. «Hikikomori» de Waves
Y precisamente hablando de los pocos riesgos que corrió Moon King en la posición anterior, en «Hikikomori» de Waves conocemos la otra cara de la moneda. Acá, en cambio, tenemos música para los que no temen ir allá arriba, bien alto. Este es el soundtrack de las montañas, sus humos, de las nubes y de la lluvia. En más de 10 minutos también se le rinde tributo a los bosques frondosos con su neblina, a la espuma del mar y sus olas curveadas rompiendo a tempestad. Esto es post-rock instrumental hecho con el corazón, como ya tenía un buen rato que no lo escuchaba. EITS y GY!BE se sentirían orgullosos de lo hecho aquí: una hermosa pieza que alimenta el espíritu.
1. «Returning to Shadow» de The Underground Youth
Irónicamente, el track más oscuro y depresivo en la historia de The Underground Youth me resulta uno de sus más esperanzadores y optimistas. Es redención a través del sufrimiento pero también es renacimiento desde las tinieblas e ilusión tras el abatimiento. Estar en lo más profundo del pozo sin los mínimos destellos de luz debería ser la primera señal de que no queda más opción que ir cuesta arriba en busca del resplandor; que a veces es necesario el refugio en las sombras y el reconocimiento del otro yo visceral y afligido para lograr la anhelada resurrección espiritual. Creo que «Returning to Shadow» representa eso: el doloroso inicio del proceso hacia la luz. El sendero se guía por esa fúnebre fusión de electricidad y cuerdas acústicas (y ese piano eclesiástico del final) en atmósferas tan lóbregas y solo palpables en las clásicas obras de Joy Division, Lycia o Bauhaus; y la derrotada voz de Craig Dyer que parece venir del más allá, debajo de la tierra, enmarañándose con las cenizas que vuelan con el viento. Poderosísimo tema.
It’s been a while since I felt free…
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