Finlandia es uno de los principales bastiones del punk ferviente y el metal salvaje del planeta. Es también el hogar de Pertti Kurikan Nimipäivät, una peculiar e irascible banda compuesta por músicos con Síndrome de Down y Autismo, que le gritaron al mundo con furia, con ganas de maldecir, hacer ruido en altos decibeles y exigir más fiesta y alcohol.
Formada en 2004, la agrupación de rock-punk comenzó a abrirse camino en su región presentándose en eventos de recaudación de fondos para las personas adultas con discapacidad, y con el paso de los años se fueron convirtiendo en una sensación mediátca, al menos en su país. Tan así, que en 2012 se les dedicó un documental llamado Kovasikajuttu, que prácticamente cuenta su historia y nos acerca más a las vidas de Pertti Kurikka (guitarra), Kari Aalto (voz), Sami Helle (bajo) y Toni Välitalo (batería). Después de ese impulso, al poco tiempo ya estaban compitiendo en el concurso musical de Eurovision (celebrado en Viena) que exhibe a más de 15 bandas de todo el mundo.
En una entrevista con el bajista Sami, compartió un poco sobre el concepto e inspiraciones de su banda, que asegura ha servido como un canal de desahogo de todas sus energías y frustraciones. Viéndolo de esta manera, es una astuta movida que los ha ido puliendo como mejores músicos y personas día a día.
“Tenemos un pensamiento distinto a la perspectiva en la música punk; es nuestra perspectiva. Somos diferentes. Somos cuatro chicos con discapacidad mental, por lo que nuestra perspectiva sobre el mundo del punk es un poco diferente.”
Por eso, la historia de Pertti Kurikan Nimipäivät es prueba contundente de que el punk no es solo un género, sino una actitud ante la vida. En un mundo que tantas veces margina la diferencia, estos cuates la convirtieron en un grito de guerra, una explosión de decibeles que desafió expectativas. Más allá de los reflectores de la televisión y del furor mediático regional, su legado es un recordatorio de que el arte es, ante todo, un canal de expresión sin barreras, donde cualquiera con algo que decir y ganas de hacer ruido puede encontrar su voz. ¡Y vaya que ellos lo hicieron!
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