No hay nada más admirable en un artista que la autoexigencia. No me refiero a ese punto donde todo se sale de control y esta demanda se convierte en obsesión por la perfección. Me refiero, más bien, a esa sana incomodidad que produce el quedarse voluntariamente varado en una zona de confort; el querer experimentar diferentes senderos y saber encontrar nuevas posibilidades asumiendo las consecuencias.
Chelsea Wolfe pudiera bien hoy seguir en su guarida descansando y gozando de los éxitos que le dio la que hasta ahora considero su mejor obra, Pain is Beauty (2013), o bien volverse a involucrar en los procesos de composición pero apostando por las mismas fórmulas que ya probó y le dieron excelentes resultados anteriormente, sin correr riesgos. Pero no. Alguien como la nueva reina del darkwave no puede darse ese lujo, ella es una valiente y no teme estropear las cosas. En cada álbum suyo rodeado de su penumbra quimérica, siempre va por más. Tiene esa sed de mejorarlo todo a pesar del dolor. Y tiene todo bajo control. Y cómo no habría de ser así, si desde hace un par de años somos testigos del que quizás será recordado como el momento cumbre de su carrera (ojala se prolongue muchísimo más).
Hace unos días llegó Abyss, un disco que desde sus primeros sencillos nos preparó para recibir a una Wolfe más agresiva -no enfurecida, cada vez más confiada en sus alcances instrumentales y con la misma despiadada honestidad que duele y seduce peligrosamente. De nuevo la premisa de un cambio (si bien no drástico) estaba sobre la mesa. «Carrion Flowers» (video) y «Iron Moon», los dos primeros tracks de la producción y también los primeros en promoción, nos enseñan de tajo este nuevo sonido industrialmente brutal que a base de distorsiones eléctricas y atmósferas góticas se prolongan en dinamismo. Iron Moon, por cierto, está inspirada en los poemas que escribió una de las víctimas del fatal accidente en la fábrica Foxconn (una nota muy sonada en la prensa). Tal parece que Chelsea encontró a su alma gemela lírica, pues estas letras le afectaron tanto que decidió rendirle un homenaje de culto con esta bestial pieza capaz de resucitar a un muerto.
No mucho tiempo después llega uno de los capítulos más desgarradores de la obra, «Maw». La esencia cinemática de otros momentos del pasado de la cantautora de Sacramento dio vida a este afortunado track. Su inicio aparentemente es frágil pero no por mucho tiempo; ayuda a alcanzar fugazmente un nivel emocional adecuado para emprender un breve viaje al oscuro mundo de los sueños, posible gracias a una construcción instrumental que tiene ese punto excelso entre la saturación y la simpleza. Melódicamente y líricamente, es también una belleza.
«Grey Days» y «After Fall» son los cortes más experimentales e industriales. La segunda de hecho podría haber salido de alguna versión perdida de«Sick» en Pain is Beauty. Y hablando precisamente de aquél álbum, es luego aquí que con «Crazy Love» el goth-folk característico vuelve a resonar antes de entrar a la agridulce «Simple Death» que, nuevamente en una faceta de equilibrio de elementos casi perfecto, nos sugestiona sutilmente para dominarnos en un mood casi subyugado con el que daremos comienzo a su cierre.
El animal vuelve a salir de la cueva en «Survive», un soberbio tema que engaña al escucha con una intro pasiva pero que luego lo atrapa como presa. El desastre llega. El miedo consume. El precipicio está cerca. Pero al final, las cosas se tuercen un poco sin nunca romperse gracias al excelente tacto de Wolfe para alargar este momento solo lo necesario, sin abusos, pero sí en cambio con el propósito de dejar el terreno listo para «Color of Blood» en donde me atrevo a decir que escucharemos sus mejores registros de voz en toda la producción (¡y ojo con esos redobles!).
En Abyss tenemos de nueva cuenta a una Chelsea Wolfe usando sus mejores atributos para jugar en las sombras con los elementos que ya domina, luego experimenta en las tinieblas con nuevas formas de expresión electrónica. Esta constante fusión en esta etapa de su carrera le ha ayudado de igual manera a satisfacer a viejos fans y entrar en los oídos de los nuevos. Por un lado tenemos a la Wolfe que nos fascina cantando con su lúgubre y sensual timbre de voz sobre las emociones más oscuras y dolorosas para el ser humano; sobre los miedos y secretos más viscerales o algunos deseos inconfesables. Y por otro, ahora tenemos más punch, ferocidad, mucha electricidad, caos y belleza… belleza gótica y absoluta. Nos encontramos también a una artista que cada vez se siente más segura de sus capacidades (sin techo visible aún), asumiendo el rol que la crítica y fans le han otorgado como la heredera del darkwave para su generación. Sin miedos, Chelsea asume su responsabilidad y tras venir de engendrar una verdadera obra maestra años atrás, ahora nos deja un trabajo digno y a la altura de cualquier comparación.
Tracklist:
- Carrion Flowers
- Iron Moon
- Dragged Out
- Maw
- Grey Days
- After the Fall
- Crazy Love
- Simple Death
- Survive
- Color of Blood
- The Abyss
Me suena a: Siouxsie Sioux, Miserable, Lycia
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