10. «So You Know» de Bleeding Rainbow
Prácticamente mi 2014 inició con So You Know, llena de aliento y una euforia controlada. Cuando salió a la luz en los primeros días de enero, fue como sentir esa ardiente llamarada de optimismo (aunque su letra sugiera algo distinto) que siempre le viene bien a cualquier comienzo de un nuevo ciclo. Bleeding Rainbow le impregnó una muy buena dosis de adrenalina y energía femenina a su melódico rock, haciendo de este track la perfecta introducción del que sería un año para la memoria.
9. «Perfect Little Soul» de The Casket Girls
Todos tenemos adentro un pequeño diablillo cursi y empalagoso, y para complacerlo de vez en cuando es bueno dedicarle este tipo de piezas de dulce resonancia y melosas melodías. Son casi cinco minutos del pop más dulce y romántico, elaborado con mucha clase que hará vibrar a tu ‘pequeña alma perfecta’. Atención con ese sutil parte aguas en el minuto 01:49 (en el que la canción parece comenzar de nuevo): pequeño y sublime detalle.
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8. «Time Forgot» de Conor Oberst
No me canso de decirlo: Conor Oberst es uno de los mejores letristas de todos los tiempos. Piezas como Time Forgot dan en el clavo una vez más desde esa fascinante cosmovisión que nos lleva a valorar las maravillas de una vida sencilla; sin excesos, complejos ni vanidad. La sana separación de un “civilizado” y artificial mundo que arde y muerde para emprender una búsqueda de respuestas existencialistas en plena y saludable interacción con la naturaleza. Perderse en uno mismo en lugares sagrados donde el tiempo no pasa. Una canción llena de vida con fragmentos líricos verdaderamente poéticos.
7. «World Peace is None of Your Business» de Morrissey
El valiente Moz se ha vestido de gala con lo que hasta el día de hoy es su manifiesto social y político más contundente. No sólo es una crítica certera y agresiva, sino que además es inteligente. Musicalmente hablando, es también de lo más “diferente” que ha presentado en los últimos años, destacando ese soberbio redoble de marcha en la batería en la parte final. Una canción que debería convertirse en un himno que abandere transformaciones sociales para las actuales y futuras generaciones. ¡Aplausos!
6. «Forever» de Iceage
Debe ser lo más cinemático dentro del Plowing Into the Field of Love. “Forever” tiene drama, plausible contenido lírico (sobre todo si tomamos en cuenta que el inglés no es el primer idioma de Iceage), un buen vaivén de serenidad-caos y la penetrante, dolorosa, angustiante y poderosísima voz de Elías Rønnenfelt que junto a la agresiva saturación de instrumentos, debe ser lo más destacado en el sonido y la misma esencia de esta banda danesa. Mención especial para el crescendo del final con la esporádica aparición de las trompetas: trance perfecto como purificación emocional en unos músicos enfermos y resignados a seguir inmersos en la oscuridad.
5. «Délivrance» de Alcest
Seré honesto: los primeros tres minutos, si bien seducen con sutil reverberación, no son los que verdaderamente valen la pena. De hecho, el mismo Neige confiesa que la primera parte de este track fue construida con el único propósito de preparar un terreno para conducirnos a ese celestial riff del final que se repite una y otra vez hasta producir verdaderas catarsis emocionales en quien escuche. En otras palabras, se necesita un poco de paciencia para experimentar uno de los momentos orquestales más hermosos en la historia del post-rock.
4. «Son» de Warpaint
Es difícil escoger una sola pieza en uno de los álbumes más finos y ensoñadores del año, pero destaco «Son» porque logró reunir en un solo acto esos elementos tan espléndidos y delicados de la música que en el pasado reciente sólo había detectado en bandas como The Sundays o Beach House. Hermoso y melancólico dream-pop que nos invita a reflexionar sobre los tópicos de las pérdidas y los desprendimientos de una manera verdaderamente desgarradora (en el más tierno sentido de la expresión). Perfecto track para cerrar un increíble álbum.
3. «New Topia» de This Will Destroy You
El filme Koyaanisqatsi (de Godfrey Reggio) hecho música. La historia de la humanidad desde su nacimiento hasta su pronta extinción en su fugaz paso por nuestro siempre cambiante planeta; y las dolorosas razones están expuestas. De hecho, si se prefiere, podría entenderse también como la historia de la creación del universo resumida en menos de siete minutos; narrada sónicamente a una velocidad impresionante, tal y como se contempla la actividad eléctrica de los átomos del universo al observar las estrellas que iluminan nuestras siluetas al anochecer. New Topia logra liberarte de los sentimientos terrenales y conectarte al instante desde niveles espirituales; demuestra que TWDY lleva el cosmos en su ADN. Es una pena que sea de tan corta duración… ahora entiendo para qué sirve el botón «repetir».
2. «The Last Dawn» de MONO
Así como en el pasado reciente lo hicieron con “Halcyon (beautiful days)”, “Moonlight” y “Everlasting Light”, hoy los nipones vuelven a emerger espiritualmente con otra elegante y poderosa pieza sinfónica de energía casi religiosa. The Last Dawn nos recuerda que desde hace tiempo las cosas con MONO dejaron de ser un juego. Es más, ya ni siquiera podemos seguir llamándole a esto post-rock. Va muchísimo más allá. Sus frágiles arpegios en espiral, los ganchos afilados que acarician en trémolos y la mejor secuencia de platillos en una batería que yo recuerde nos conducen sutilmente al sometimiento total ante una de las bandas-orquestas más prodigiosas de la música clásica contemporánea, capaz de cambiar vidas y cosmovisiones con música visceralmente emocional. Después de todo, “no son pesados como Black Sabbath, son pesados como Beethoven”, decían en Tonevendor.
1. “น้ำค้าง” de Desktop Error
El himno por el que recordaré por siempre el 2014, un año especial con cualquier tipo de situaciones que fácilmente llevan a saborear la dulzura y la misma amargura: las pérdidas, la violencia, las promesas (cumplidas e incumplidas), los deseos anhelados (que sí llegaron) y los nuevos proyectos. Imposible vivirlo todo tan intensamente de no ser por este arrebatador track que procuré me acompañara en cada instante, literalmente. La atmósfera que aquí se respira ha hecho de los siete minutos más nostálgicos del año el soundtrack perfecto para enfrentar las encrucijadas vitales; provoca un sentimiento similar al de cuando te desprendes de una parte importante de ti, dejándola atrás con natural desasosiego para comenzar a caminar en busca de nuevas formas en horizontes que se ven tan cercanos y distantes a la vez. Nunca es tarde para las séptimas (¿u octavas?) oportunidades y disponerse con incertidumbre entusiasta hacia el futuro que ya es parte de nuestro presente, y esta exótica joya del shoegaze nos lo viene a recordar con unos riffs electro-acústicos tan bellos que llegan a doler. Una verdadera obra de arte que sabe a vida, huele a romance y se humedece en melancolía. Hermosísima.
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